SU MECANISMO ES REVISADO TODAS LAS SEMANAS
Acompañamos a Jesús a lo más alto, a la torre donde se encuentra el emblemático reloj de la Puerta del Sol. Sus dedos son los únicos que pueden tocar el mecanismo de esta máquina del tiempo.
Él y otros dos relojeros revisan semanalmente su funcionamiento, aunque en Nochevieja la revisión es un poco diferente. Jesús López-Terradas nos comenta que el mecanismo de la bola lo tienen que engrasar cuidadosamente.
Los tres relojeros de guardia nunca se toman las uvas. Están junto a la maquinaria. Pero el calor, la alegría y la ilusión por un nuevo año les compensa.
Jesús dice que cuando suena la última campanada todo el mundo es muy feliz. Este año entre campanada y campanada habrá tres segundos para no atragantarse con las uvas.
Esos comentados tres segundos son el resultado de pruebas y pruebas con personas de diferentes edades comiendo uvas.
Jesús nos muestra orgulloso las entrañas de este reloj y nos confía un secreto: su precisión, porque es no es habitual que un reloj de torre tenga este segundero.
Por eso mañana, día 31, a las 12 de la noche la imagen se volverá a repetir: la bola caerá, empezarán los cuartos y las doce campanadas marcarán el ritmo de las uvas y a buen seguro de nuestros deseos.