EN UNA ZONA DE TERRENO ESCARPADO
Un resbalón pudo acabar con una turista china de 25 años que intentaba sacarse un selfie. Fue en el paraje de los Hocinos, una zona peligrosa, un terreno escarpado donde conviene caminar con cuidado, a más de 100 metros el río Júcar.
Este no es el primer caso de personas que ponen su vida en peligro por sacarse un selfie. Fotografiarse desde un acantilado le costó la vida a un matrimonio polaco en Portugal. Se acercaron tanto al precipicio que la foto acabó en tragedia.
Esta obsesión por capturar la emoción del momento es lo que ha llevado a un grupo de jóvenes rusos a esalar edificios sin protección hasta lo más alto, donde se hacen un selfie. Uno de ellos falleció recientemente mientras intentó inmortalizar el momento en el que estaba colgado con ambas manos de un edificio.
"Ni un millón de 'me gusta' en las redes sociales valen tanto como tu vida", advierte el Ministerio del Interior ruso, país donde se han registrado varias muertes por este fenómeno y que lanzo el año pasado esta campaña con señales de prohibición de selfies en un acantilado, en el tejado de un edificio o frente a un animal peligroso.
Uno de esos casos es el de David, un español de 32 años que fue corneado mientras intentaba meter al toro en el encuadre de la foto durante uno de los encierros de los San Fermines.