DESDE 1995
La particular Nochevieja de verano del municipio de Bérchules, Granada, ha congregado este sábado en torno a 10.000 personas, tal y como se tenía previsto, al igual que se ha puesto a disposición de vecinos y foráneos miles de docenas de uvas de la suerte y 3.000 kilos de mantecados.
El presidente de la Asociación Berchulera de la Nochevieja en Agosto (Abnea), Antonio Castillo, ha explicado que están muy satisfechos y que "a pesar de que hasta las 19,00 horas no hubo más movimiento de personas, lo cierto es que se han cumplido las expectativas". Asimismo, ha añadido que "se han cumplido" todas las actividades que estaban programadas.
En este sentido, ha indicado que la seguridad ha sido "excelente", mientras que la organización "es preferible que sea la gente la que nos puntúe, ya que es un nuevo año al mandato de la asociación", aunque ha reconocido que "siempre se puede mejorar en esta materia".
Con respecto a la próxima Nochevieja de verano, Castillo no ha querido adelantar nada, puesto que considera que "todavía es pronto para pensar en el siguiente año", aunque "de seguro habrá muchas actividades".
La celebración, que tuvo un preludio musical el viernes, comenzó a las 9,00 horas de este sábado con el tradicional paseo de la borriquilla, a la que se le bautizó como 'La Estepeña', por la colaboración que la empresa ha dedicado a este curioso acontecimiento desde sus inicios, en 1995.
La fiesta, que pregonó en esta ocasión la periodista Encarni Pérez, se completó con una charanga, concurso de belenes y actuaciones musicales. Además, la empresa Granada Activa organizó un pasacalles en torno a las 19,00 horas que gira en torno al 'Ave, César', con los Reyes Magos y la borriquilla, para completar la celebración.
Este año se ha distribuido gratuitamente 3.000 kilos de polvorones para la fiesta y se repartió un total de 8.000 docenas de uvas de la suerte de gominola, además de la misma cantidad de uvas naturales.
La Nochevieja de verano de Bérchules quedó fijada en el calendario de esta localidad alpujarreña en la Navidad de 1994, cuando se produjo un fallo en el suministro de la luz eléctrica que impidió a los vecinos seguir la retransmisión de las campanadas y les obligó a tomar las uvas a la luz de las velas. Desde entonces, y a partir de 1995, decidieron celebrar la llegada del Año Nuevo cada primer sábado de agosto.