Explotación sexual
Alberto cuenta que la menor llegó asustada y pidiendo una ambulancia porque había sido violada, una historia que, en un principio, le costó creer.
La niña llegó "andando, asustada, llorando y pidiendo una ambulancia porque había sido violada y gritaba" es parte del testimonio de Alberto, el estanquero de Vallecas que salvó a una de las menores que la Policía Nacional liberó en la última operación contra la explotación sexual que se hizo en Madrid.
Le menor, de 14 años, llegó al estanco desorientada y después de deambular por la calle durante más de 40 minutos y "con la ropa sucia, manchada". Alberto es la persona que la atendió en el estanco y trató de tranquilizarla porque estaba nerviosa, no lleva documentación ni teléfono móvil y presentaba un aspecto descuidado.
Cuando Alberto escuchó la historia que la chica le contaba llegó a pensar que se trataba de una broma o de un intento de timo: "parecía incluso que era mentira lo que decía la chica, no era muy creíble". Y es que, se trata de una de las diez menores que la Policía Nacional consiguió liberar en la última operación contra la explotación sexual que se realizó en Madrid.
37 detenidos por explotar sexualmente a 10 menores
La Policía Nacional desarticuló una red de explotación sexual a menores donde fueron detenidas 37 personas, uno de los cabecillas de la banda entre ellas. Este, prostituyó a su propia hija y la hizo pasar por mayor de edad.
Al parecer, según las investigaciones, la niña aparecía en páginas web de contactos sexuales y todo el dinero que conseguía se lo quedaba su padre. Para que no se destapara la edad real de la niña, le celebró una fiesta por su "18 cumpleaños", cuando realmente tenía 16 años.
Esta banda siempre actuaba de la misma manera, es decir, tal y como explicó la portavoz de la Policía Nacional, María Gil, "Contactaban con ellas a través de redes sociales y una vez ganaban su confianza, las utilizaban para distribuir sustancias estupefacientes y ofrecerlas como servicios sexuales". En algunas ocasiones, las obligaban a distribuir la droga y después de esto eran agredidas sexualmente por sus clientes.
Fueron liberadas 10 niñas menores de edad y españolas en su mayoría a las que prostituían en un zulo oculto en Madrid, en una habitación que no tenía ni ventilación ni luz.