Trastornos alimentarios
Catalina enfrenta desde hace 5 años una lucha diaria en la que su entorno es clave. "La familia y las amistades son quienes más pueden aportar, porque van a poder tirar de la persona y hacer que se centre de nuevo en el objetivo de lograr la recuperación plena".
Hace 5 años que Catalina fue diagnosticada de anorexia restrictiva, un tipo de Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Desde entonces, lucha contra una patología que se ha incrementado en los últimos años, especialmente durante la pandemia del coronavirus.
El entorno, el pilar fundamental para la recuperación
Catalina pasó de querer hacer deporte y una dieta de manera controlada, "a verlo como una obligación". "Comencé a ser esclava de mi propia mente", cuenta. Para ella no fue fácil asumir eidentificar que padecía anorexia: "Es muy difícil porque hay muchos factores que influyen y es una enfermedad en la que se entra de manera gradual", explica. Tampoco fue sencillo pedir ayuda: "No sabes cómo pedir ayuda porque sientes que no te van a entender. Te sientes incomprendida y perdida".
Sin embargo, encontró la forma de hacerlo: enfrentando sus propios miedos y apoyándose en su familia que jugó un papel clave en su recuperación: "No sólo porque en muchos tratamientos se requiere de su participación, sino también porque van a ser quienes, en muchos casos, tengan que tirar de la persona para que no se rinda", detalla Catalina.
¿Cómo ayudar a una persona que padece TCA?
Hay que tener en cuenta que los pacientes que son diagnosticados con TCA "comienzan a ser una montaña rusa de emociones". "Hay momentos en los que la persona tiene fuerzas y está motivada por salir adelante, pero hay otros muchos en los que lo único que quiere es rendirse y seguir viviendo con su enfermedad. Es un desgaste emocional muy fuerte", advierte.
Partiendo de esa base, lo fundamental para ayudar al paciente es "mostrar que de verdad quieres conocer lo que está sintiendo, intentar entenderle, no culparle en caso de recaídas, dar apoyo en los momentos difíciles y valorar sus pequeños logros". Catalina matiza que, en su caso, la primera vez que su madre habló con ella sobre el tema, le dijo: "Te veo triste, no estás siendo como tú normalmente eres".
En ese sentido, Catalina incide en que es necesario poner el foco en el estado anímico: "La persona se puede abrir más si el familiar o el amigo apela al lado emocional y no tanto a las conductas que esté teniendo".
"La recuperación es posible"
A día de hoy, reconoce que es una persona "más completa y más feliz" y deja claro que "la recuperación es posible". Es el mensaje de esperanza que Catalina quiere trasmitir a personas que están pasando por una situación similar.
Además, explica que le ha dado "la vuelta a la tortilla" y ha utilizado su experiencia de vida para intentar ayudar a los demás. Por esta razón, junto con otra compañera, ha puesto en marcha el proyecto 'Qué sabe nadie', una cuenta de Instagram sobre la concienciación de los TCA que sirve como apoyo a las personas que luchan cada día contra ellos.
TCA, cada vez más común en adolescentes y niños
En España hay más de 400.000 personas que padecen TCA sin embargo, los médicos avisan que cada vez llegan más pacientes jóvenes a sus consultas. Natalia Paniego es psicóloga sanitaria experta en TCA del Centro Adalmed y advierte que las redes sociales se han convertido en "el caldo de cultivo perfecto para las patologías de este tipo".
Entre los perfiles, jóvenes adolescentes y también niños de entre 8 y 12 años. Además, las mujeres son las principales víctimas al existir una mayor presión social sobre ellas: "9 de cada 10 casos son chicas jóvenes", detalla.
Según la experta, cada vez se habla más de salud mental, pero "aún vivimos en una sociedad en la que tener un diagnóstico psicológico es algo que está muy estigmatizado". La labor de los profesionales en este sentido es la de poner el foco "poco a poco en la parte baja del iceberg hasta llegar a la parte alta".
Durante este proceso, recomiendan a las familias tener "un control parental" que pueda capar ciertas redes sociales o webs que fomentan la anorexia o bulimia y que son "auténticas locuras", aclara la especialista.