CONTINÚA EL MAYOR PROCESO JUDICIAL POR PEDERASTIA
El testigo ha dicho en la vista oral del mayor proceso por pederastia que se juzga en España, reanudada tras tres semanas de receso, que comenzó a entrenar en el gimnasio de Torres Baena cuando había cumplido los 13 años y que al mes comenzaron los abusos por parte de las dos acusadas.
El joven, actualmente mayor de edad, que ha declarado tras un biombo y con un aparato para distorsionar su voz, ha manifestado que esas primeras relaciones que mantuvo con las dos monitoras, las acusadas María José González e Ivonne González, se produjeron por indicación de Torres Baena, en su chalé situado en la playa de Vargas, en el sureste de Gran Canaria.
Al igual que han señalado en anteriores sesiones de este proceso otros testigos, el joven ha indicado que al chalé solo iban los mejores karatecas previa preparación por parte de los acusados, pues la práctica del sexo era una "parte más del aprendizaje" para triunfar en este deporte, según le decía Torres Baena, con quien tuvo sexo oral y anal, pese a no querer.
El testigo, que ha dicho sentirse culpable por su manera de actuar, también ha revelado que nunca contó nada de lo que sucedía en el gimnasio ni en el chalé por miedo, así como que no fue consciente de que había sido manipulado "por una persona para su placer", en alusión a Torres Baena, hasta que se fue de la academia, a los 16 años, y empezó a "tomar conciencia".
El joven ha afirmado que en Vargas también probó por primera vez los porros, el alcohol y el tabaco, y que el cuarto procesado, el monitor Juan Luis Benítez, que es el único que está en libertad, también intentó besarle en una ocasión.
En la sesión también han declarado las testigos identificadas con los número 12 y 20, que fueron derivadas al gimnasio de Torres Baena por sus buenas cualidades deportivas.
Una de ellas, entre sollozos, ha señalado que el principal acusado le decía que si quería ser campeona y lograr éxitos en la vida tenía que hacer "otras cosas".
Según esta testigo, Torres Baena le dijo que no le comentara a sus padres que iba a mantener relaciones sexuales con él y con los demás compañeros del gimnasio.
La primera de las diez relaciones que mantuvo con Torres Baena fue en el gimnasio y le resultó dolorosa, pero pese a ello el acusado continuaba y le decía: "¡Qué pena!", ha indicado la joven, quien ha dicho también que cuando ella se oponía le "echaba la bronca y la amenazaba con echar a su novio, que también estaba en el gimnasio.
La testigo ha señalado que aún siente miedo de Torres Baena, a quien ha descrito como una persona "con poder". Él era quien tomaba las decisiones y en un segundo lugar estaban las dos monitoras acusadas, con las que se negó a mantener relaciones.
También ha relatado que Torres Baena le decía que no contara nada de lo que sucedía a sus padres, a los que en muchas ocasiones les dijo que no quería seguir en la academia, pero el acusado hablaba con ellos para que no dejara de ir al gimnasio ni a Vargas, donde se suponía que se hacían concentraciones preparatorias para las competiciones. El juicio continuará el próximo miércoles con las declaraciones de otros cuatro testigos.