Terremoto
Después del terremoto en Marruecos, dos terremotos han sacudido Andalucía. El primero ha tenido lugar en Castillo de Locubín, Jaén, y el segundo en Lebrija, Sevilla.
Un terremoto se ha registrado este domingo en Lebrija, Sevilla. Según ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN), el seísmo registra una magnitud de 3,3 grados. El temblor ha tenido lugar a las 12:47 horas de hoy a una profundidad de 24 kilómetros.
Según el IGN ha sido sentido por la población. El servicio de Emergencias 112 de Andalucía ha detallado a EFE que el terremoto ha provocado una llamada desde Mairena del Aljarafe (Sevilla), aunque no consta que el suceso haya provocado heridos o daños materiales.
Este seísmo se suma al registrado en la noche del pasado sábado en Castillo de Locubín (Jaén), también de 3,3 grados, y que tampoco ha provocado daños. Unas sacudidas que afloran después del trágico desastre que vive Marruecos, cuando la pasada noche del viernes al sábado, un terremoto de magnitud 7 arrollase el país dejando ya más de 2.000 muertos.
Ha sido el terremoto más fuerte de los últimos sesenta años. Su epicentro: una zona montañosa del alto Atlas. A unos 70 kilómetros en Marrakech, muchos españoles temieron por su vida: "Pensaba que era una bomba", asegura Ana, quien estaba de vacaciones con Juan: "De repente tembló todo de una manera que dices: guau".
El panorama allí es desolador. Las ruinas cubren las calles del país después del trágico seísmo. Se superan los 2.000 muertos y los 2.000 heridos. Muchos españoles lo vivieron de primera mano: "Nos miramos y dijimos: vámonos ya, esto es un terremoto", relata Juan.
La turística ciudad, ha sufrido graves daños, sobre todo en su medina y su muralla. Muchas calles han quedado cerradas por los derrumbes. El aeropuerto estaba lleno de gente en el momento del seísmo: "La gente empezó a gritar". Se vivieron "escenas de pánico" en la terminal, donde estaba el español Betto García: "Salimos corriendo del aeropuerto como podíamos".
Muchos vecinos marroquíes han pasado su segunda noche durmiendo al raso, en la calle. Algunos ya no tienen dónde quedarse y otros temen a las posibles réplicas.