Pandemia hostelería
Los hosteleros se defienden y aseguran que es lo único que les ayuda a sobrevivir después de sufrir las consecuencias económicas por las restricciones contra la COVID-19.
Cuantas más mesas se disponen en la terraza de un bar, más personas pueden disfrutar de tomar una consumición. Sin embargo, lo que para unos es algo positivo, para otros es un verdadero incordio porque se genera más ruido en la calle.
Además, los vecinos que residen cerca de las zonas que amplían sus establecimientos para paliar los efectos de la pandemia se quejan de que no queda espacio en las calles para pasar.
La clave, para algunos, sería que los dueños de esos bares respetasen los horarios o, al menos, hiciesen bajar la voz a los clientes a ciertas horas del día. Pero, en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, esta es una idea difícil de llevar a cabo.
Después de haber tenido que reducir el número de mesas en el interior de los establecimientos por las limitaciones de aforo para cumplir las restricciones contra la COVID-19, la hostelería ha tenido que buscar hueco de donde sea para recuperar el ritmo perdido.
Necesitan reestablecer el aforo que estaban acostumbrados a manejar antes de la pandemia.
Las terrazas se multiplican por la pandemia
A la vista de que las medidas de seguridad siguen siendo necesarias, y por la preferencia de los clientes por consumir al aire libre, las terrazas de muchos bares se han multiplicado en los últimos meses.
Calles que antes no contaban ni con la mitad de mesas en el exterior, ahora ocupan hasta el último centímetro lo que les permite la ley. Eso, además de generar más movimiento, genera más ruido y muchos vecinos se quejan de que el volumen que se alcanza "es insoportable".
Otro problema que se suma a esta situación es que varias de estas terrazas también ocupan plazas de parking.
Recuperación económica
Los negocios, mientras tanto, se defienden como pueden porque, dicen, que una terraza más amplia es lo que les permite "respirar" después de haber sufrido tanto por la pandemia. "Algunos se han quedado por el camino y, los que hemos conseguido salir, nos hemos gastado mucho dinero".
Por ello aseguran que, por el momento, y aunque no todo el mundo esté contento, las terrazas se quedarán donde están.