Suicidio
La línea 024, el teléfono dedicado a la prevención del suicidio, es gratuita y anónima y no queda registrada en la factura telefónica
El 024, el teléfono que Sanidad ha puesto en funcionamiento para la prevención del suicidio, registró el martes en su primer día de funcionamiento unas mil llamadas. La línea busca ayudar de forma gratuita y anónima a las personas que tengan ideas o planes suicidas, así como a sus familiares. Además, las llamadas no quedan registradas en las facturas telefónicas.
El martes fue el primer día del 024 y se recibieron cerca de un millar de llamadas. Todas fueron atendidas en un intervalo de 25 a 30 minutos y algunas fueron derivadas a los servicios de emergencias. "El 024 ha venido para quedarse", ha subrayado la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la rueda de prensa posterior al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, donde ha hecho hincapié en cómo desde el primer día de funcionamiento este teléfono ha demostrado que sirve para "ayudar y apoyar a quienes tienen una ideación suicida" para que hagan "una llamada a la vida y se eviten más muertes".
Los detalles del teléfono para prevenir el suicidio
La línea 024 es gratuita y anónima y no queda registrada en la factura telefónica. La atienden especialistas de emergencias de la Cruz Roja, un equipo multidisciplinar que funciona las 24 horas al día y los siete días de la semana para valorar cada situación. Está abierto tanto a personas con ideas suicidas como a sus familiares, a los que se les guía sobre cómo deben actuar. En los casos que se considera que hay un riesgo inminente para la vida del afectado, los profesionales se ponen en contacto con los servicios de emergencias para enviar ayuda inmediata.
La necesidad de ese teléfono para prevenir el suicidio se basa en estos datos. En 2020 las tentativas aumentaron un 30%, casi 4.000 personas se quitaron la vida ese año y entre 80.000 y 100.000 lo intentaron.
España está muy lejos de los estándares europeos en atención a la salud mental. Hay seis psicólogos clínicos por 100.000 habitantes en la red pública, tres veces menos que la media europea.