Andalucía
El ayuntamiento, en colaboración con la Fundación Doña María, convoca a través del 'plan verano' a mayores a partir de 70 años para realizar actividades y evitar su aislamiento.
Uno de los grandes males de hacerse mayor es la soledad. Después de una larga vida bregando y aportando al bien común (por lo general), el fin de los días se presenta injusto cuando ya no queda nadie siquiera para hablar. La sociedad les aparta, injustamente, y es lo que se llama soledad no deseada. Esta es, además, el germen de enfermedades como la depresión y la ansiedad, y se puede manifestar físicamente con insuficiencia cardiaca, entre otros trastornos. Como seres sociales que somos, la soledad hace que la razón para vivir con dignidad se pierda, justo en el momento en que más tiempo se tiene para compartirla. No, no es justo. Por eso en Sevilla, el ayuntamiento, en colaboración con la Fundación Doña María, ha creado el proyecto 'plan verano' para evitar, precisamente, que los mayores no se sientan solos.
El plan tiene varios vértices. Uno de ellos son los talleres de envejecimiento activo, "buscando potenciar y mejorar la calidad de vida de los mayores a través de hábitos saludables que reduzcan las situaciones de fragilidad y dependencia", tal y como reza en la web de la fundación. Otro son los talleres de gimnasia, memoria y bienestar. Todos ellos se desarrollan en puntos diferentes. Y una más, son los ejercicios relacionados con la expresión corporal, arteterapia, salidas culturales y risoterapia.
Bien es cierto que la mayoría de las personas a las que van dirigidas estas actividades son las mujeres mayores. Participan, por lo general, en el 90% de los que se inscriben. Su rango de edad oscila entre los 70 y los 80 años, sin que sea óbice para personas aún más mayores.
Solo en Andalucía, el 47% de los mayores de 55 y más años manifiesta encontrarse en soledad no deseada. Es un dato aterrador. Pero peor aún es cuanto más pasan los años, porque al cumplir los 80, el porcentaje de abandono alcanza el 60%. Las causas del aislamiento social en mayores son diversas, entre las cuales se encuentran las que no son por voluntad propia. Entre ellas está la jubilación que, por ejemplo, propicia la ruptura de las relaciones laborales; la pérdida de seres queridos del círculo más próximo, sin que apenas se reemplacen con nuevos; la salud, que con los años se deteriora, reduciendo en muchos casos la movilidad para la participación en actividades sociales; las barreras sociales, entre las cuales se encuentran una escasa pensión o falta de transporte.
Todo esto es evitable, pero es necesario un plan de choque en el que participen todos los actores sociales. Desde la Fundación Doña María entienden que luchar contra la soledad no deseada en las personas mayores "debe ser un desafío de toda la sociedad, administraciones públicas, entidades sociales y de toda la ciudadanía en general".
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