Los turistas españoles llegan a casa
Las imágenes nos muestran el instante en el que la ciudad flotante del 'Costa Concordia' empieza a hundirse. En las 5 horas que tardaron en salir del barco, Pablo temió, sobre todo, por sus hijos." Tenía miedo y en ese momento pensé en el Titanic", recuerda Tiago, de nueve años. " Lo peor fue que para volver a Italia había otro barco y mucha gente no se quería subir".
Porque estas escenas estaban demasiado recientes en la memoria de los 177 españoles que viajaban en el crucero. Rubén, con 16 años, fue la última persona intentó ayudar a Guillermo Gual, el mallorquín fallecido en el naufragio: "Yo lo vi, le dije ¡salta que el barco se hunde! y cuando vi que el barco se me venía encima me tiré". Alcanzó la costa a nado, como Carlos. "Pensé: tengo que tirarme al agua, la suerte fue que estábamos cerca de la costa".
Como la mayoría de pasajeros, José descata el desconcierto y la falta de solidaridad a bordo. "Había gente que quería quitarnos los salvavidas".
María Antonia y José viajaban con su nieta de 3 años. Fueron de los primeros en subirse a un bote salvavidas: "aquello daba unos batacazos fuertes, fuertes", cuenta ella. Eran veteranos a bordo. Gracias a su afición a los cruceros sabían que las lanchas estaban en la cuarta planta y alcanzaron pronto la orilla.