Coronavirus
La pandemia paralizó las visitas de los voluntarios de Galiclown que visitaban a los más pequeños en el hospital para hacerles más llevadera la estancia. Hoy, a pesar de que todavía no han podido entrar en el centro, han llenado de música y color el exterior del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, para sacarles una sonrisa a pequeños y mayores.
Los días en el hospital son difíciles. Lo son para todos, pero más si cabe para los más pequeños. Si a esto le añadimos la crisis sanitaria y sus limitaciones, los que han tenido que pasar tiempo entre las cuatro paredes de una habitación en este último año, han tenido pocas distracciones.
Por ello los voluntarios de Galiclown han querido comenzar también su propia desescalada y recuperar las visitas a Álvaro Cunqueiro de Vigo que solían hacer antes del covid para pasar un rato con los niños hospitalizados y sus familias.
Color, globos y sonrisas desde la calle
Entrar en los centros todavía no es posible, así que los 30 voluntarios han sacado la artillería pesada a la calle para llegar a ellos a través de las ventanas. Mucho color, música, globos y sonrisas, sobre todo sonrisas. Las de estos payasos hacia su público, encantado de recibirles. Y las de los pequeños, y no tan pequeños, hacia ellos, agradeciendo una mañana de esas que recargan las pilas.
"Son muy graciosos" asegura Brais Dacuña, de 5 años. Él y sus padres siguieron paso a paso las coreografías y por un momento, casi hasta se olvidaron de donde se encuentran. Lo dice su padre Jimmy, que agradece una iniciativa más que positiva para los pequeños, "está muy bien porque se entretienen, ya que están con dolor".
"Fue muy divertido y pese a estar fuera los payasos sentías que estaban al lado tuya y que podías participar", así lo vivió Aitana, de 14 años. Su madre, Erea, lo disfrutó casi más que ella “a mi me encantó, yo me animaba a bajar con ellos”.