Aranda de Duero
Gregorio del Pozo tiene 48 años y 21 de ellos ha trabajado como transportista. Hace pocos meses decidió bajarse del camión y cambiar de oficio.
Encontró trabajo como soldador en una empresa de Aranda de Duero, Burgos, donde necesitaban varios operarios. No tener experiencia en el sector no frenó a Gregorio, que ahora compagina su labor profesional con un curso que se imparte en la Escuela de Soldadura San Gabriel del municipio arandino.
Yasmina Martínez es la jefa de estudios del Colegio San Gabriel. La profesora explica que estos cursos facilitan la adquisición de conocimientos, principalmente en aquellas personas "a las que les cuesta mucho estudiar porque la carga práctica hace que se motiven".
No hay gente para cubrir los puestos de trabajo
De cada curso salen preparados cerca de 20 nuevos soldadores que incursionan en el mercado laboral. Solo la comarca burgalesa reclama el doble de estos profesionales. Lamentablemente "en este sector la demografía manda y no hay gente joven que quiera formarse en soldadura y calderería", reconoce Javier Díez, director del centro educativo.
Roberto Rojo forma parte de ASEMAR, la Asociación de Empresarios de Aranda y La Ribera y según el empresario llevan aproximadamente "8 años con problemas para poder cubrir los puestos de trabajo que se necesitan".
Soldador, una de las profesiones más demandadas
El pasado año un estudio elaborado por la empresa de trabajo temporal Manpower confirmó que entre los perfiles con una mayor demanda se encontraban los oficios manuales cualificados como electricistas, soldadores o mecánicos.
El problema es que muchos de estos puestos de trabajo no llegan a cubrirse en el mercado laboral español porque en muchas ocasiones no se alcanza la cualificación requerida.