A CORUÑA
Se calcula que a diario los furtivos recojan 600 kilos de marisco. Después de obtenerlos, los llevan al poblado chabolista del que proceden para comercializar directamente sus capturas, sin ningún tipo de control sanitario.
"Si no se depura adecuadamente, el marisco puede causar graves daños", asegura Manuel Baldomir, presidente de Mariscadores de A Coruña.
Por la acción de los furtivos, los mariscadores gallegos siguen viendo impotentes cómo el trabajo de cada campaña desaparece. Mientras ellos limpian y vigilan las rías, son los ilegales los que se llevan el resultado de sus esfuerzos.
Desde las cofradías aseguran que mientras el furtivismo no sea considerado delito, el problema no se resolverá.