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Colegio rural

Los secretos del éxito del profesor que quintuplica el número de alumnos de un colegio rural de Tenerife

El centro ha multiplicado por cinco el número de escolares en tan solo siete años gracias a la labor del equipo de profesores implicado en la educación y las necesidades de los niños.

Han conseguido darle la vuelta al problema de la falta de niños en las aulas de un colegio rural de una apartada zona del norte de Tenerife. El Colegio La Vega-El Molledo está ubicada en las medianías del municipio de Icod de los Vinos, en 2015 apenas tenía 30 niños matriculados.

Fue ese año cuando Ricardo Acosta, un joven e ilusionado maestro de Tenerife, llegó al centro. Lo habían designado como profesor de Educación Física pero al entrar en el colegio alguien le estaba esperando con las llaves en la mano: "Me dijo: ¿Eres el nuevo director? Pues toma las llaves que me voy. Y a partir de ahí comenzó mi aventura". Ricardo relata que en el colegio faltaba de todo: no había material, las instalaciones estaban abandonadas, no había libros, no había profesores. "¡Por no haber no había ni niños!", añade.

Y desde ese momento hasta hoy, lo mismo pinta las paredes que arregla una bombilla que monta desde cero una biblioteca a base de donaciones de familias, amigos o empresas. Junto a su equipo de profesores, hoy son más de 20, han conseguido sacar adelante el cole, hacer que las familias de los pueblos cercanos quieran que sus hijos estudien aquí, que vean que aunque sea un colegio rural puede ser bonito, estar bien cuidado y tener un buen nivel educativo.

Y la metodología es uno de sus secretos para atraer cada año a más alumnos. Han inventado la 'ajebótica' juegan al ajedrez pero con robots que los propios niños tienen que programar con los movimientos propios de las figuras del ajedrez. Con ello han sustituido la pizarra y el libro de matemáticas por el aula de ajedrez donde cada niño escoge cómo jugar y cómo aprender. A través del tablero tradicional, en el patio con figuras gigantes, con cartas de fantasía o con robots. Esto ha permitido que los niños se diviertan mientras aprenden.

Su trabajo va mucho más allá de las aulas

Pero su trabajo con los casi 150 alumnos que tienen matriculados este año va mucho más allá de las aulas. "El 40 % de nuestro alumnado es de cuota cero, eso quiere decir que ninguno de sus padres trabaja por lo que intentamos ayudarles con todo lo que podemos. Recogemos ropa usada de entidades o familias, les ayudamos con los desayunos, con los libros, los uniformes. Eso también es parte de la educación, saber que viven en una sociedad colaborativa", asegura.

Ricardo Acosta, el director al frente de este proyecto, llegó al centro destinado solo para un curso. Ahora, siete años después ya tiene aquí su plaza fija, no quiere marcharse, de hecho ha traído aquí a sus hijos que estaban en otro colegio. Cree que le queda mucho por hacer por los niños, por las familias y por esta zona apartada de la gran ciudad.

Tal es su implicación que este año ha recibido por cuarta ocasión la nominación como mejor profesor del año de todo el país. Un premio para el que le proponen los alumnos y sus familias. El nombre del ganador se conocerá el 15 de noviembre, pero confiesa que ya ha ganado el mejor regalo que podían darle, el bienestar y el cariño de sus alumnos

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