Artesanía
La clave de los productos de Pepe Albela está en la mezcla de botánicos, destilación, artesanía y tradición.
Pepe Albela se crio entre alambiques (destiladores) en el gallego Valle del Ulla, tierra de aguardientes, y no ha abandonado su pasión, la que hereda de tres generaciones de destiladores. Recuerda sus primeros años, con diez o once, en los que corría por el cobertizo en el que se elaboraba aguardiente de manera totalmente tradicional, mediante el poteiro ambulante que recorría las casas para hacer orujo.
Pepe se hizo cargo del negocio familiar (una destilería industrial de la comarca) con 23 años y empezó a experimentar con los orujos, hasta que llegó su curiosidad por los destilados y los botánicos. Ahí empezó su afán de innovar. El secreto de la alquimia, lo que practica, según él es "la mezcla de botánicos, destilación, artesanía y tradición". De hecho, él es uno de los pocos destiladores artesanales que quedan en un mundo cada vez más industrial.
Este maestro destilador, original de Vedra, nos ofrece una ruta por sus tres centros artesanales de destilación de ginebra, whisky y ron. "El proceso es un vapor que se genera de la caldera, genera en alcohol que pasa a través del botánico y que finalmente refrigera en el refrigerador", explica Pepe. El resultado: unos productos con matices botánicos de lo más curiosos, como notas de enebro, laurel o saúco.
Una experiencia inmersiva que se disfruta por algo menos de 30 euros y que los visitantes catalogan como excelente. "El hecho de que te estén presentando las plantas, el proceso, hace que adquiera cierto valor añadido", comenta una clienta. Otro visitante destaca también la importancia de la tradición: "Estamos en un mundo en el que las bebidas ya se han comercializado e industrializado tanto que seguir viendo cómo trabajan los artesanos es un lujo". De hecho, las catas se realizan con distintos tipos de maridajes, todos de corte 100% gallego, como los berberechos.
Otra experiencia sorprendente en la ruta de destilerías que ofrece Pepe Albela mezcla modernidades con la tradición. Podemos, en esta experiencia, probar un ron envejecido en barricas de Albariño. “Hacemos también una crianza submarina durante algo menos de un año y lo que conseguimos es un aporte de salinidad”, comenta también el regente.
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