MADRID
José Vélez, un vecino de la localidad madrileña de El Escorial, taló hace siete años un fresno de unos diez metros que se había vencido sobre el tejado de su casa. Él asegura que pensaba que estaba haciendo lo que tenía que hacer, pero al parecer debía pedir permiso al Ayuntamiento aunque fuera en su propiedad.
A los pocos meses recibió una multa de 100.000 euros por haber cortado el árbol sin licencia y comenzó un calvario judicial. Dice haber demostrado con un informe agrónomo que el árbol tenía una enfermedad que lo secaba. Sin embargo, el ayuntamiento asegura que la tala se debió a que el propietario quería ampliar su vivienda y que no había enfermedad del árbol.
El Supremo ha ratificado la sanción y debe pagar los 100.000 euros y otros 40.000 más de intereses. Dice que no lo puede pagar y que le acabarán desahuciando.