Fin de año
Una época que para algunos representa alegría, pero para otros despierta emociones complejas y reflexiones intensas.
El mes de diciembre ya está aquí y con él, la atmósfera festiva de la Navidad. Sin embargo, esta temporada, que para muchos encarna días de celebración, unión familiar y júbilo, para otros puede representar un desafío emocional abrumador. La presión social de ser feliz choca contra realidades individuales, llevando a muchas personas a enfrentar sentimientos de tristeza, soledad o ansiedad.
En un mundo donde se magnifica la idea de la Navidad como un período de dicha incontestable, se olvida que para algunos es un momento de confrontación con circunstancias personales difíciles. La terapeuta Elena Pérez señala: "La presión social durante estas fechas puede ser muy alta. Existe una expectativa de estar feliz, rodeado de seres queridos, pero olvidamos que cada individuo vive su realidad, y esa presión puede ser desgarradora para quienes atraviesan momentos complicados."
El reto radica en ajustar las expectativas y desmitificar la Navidad. Se trata de comprender que no hay una única forma de vivir estas fiestas y que está bien no sentirse exultante durante este período. El psicólogo Jorge Martínez aconseja: "Es crucial entender que está bien no encajar en la narrativa de felicidad que se proyecta. Es fundamental cuidar de uno mismo, mantener rutinas y buscar formas alternativas de pasar estas fechas sin someterse a la presión social."
Además, el fin de año suele ser un momento de reflexión y autoevaluación. Se evalúan logros y metas incumplidas, lo que puede desencadenar ansiedad, sentimientos de fracaso y una carga emocional abrumadora. La psicoterapeuta Laura Gómez menciona: "La autoevaluación es natural, pero debemos ser compasivos con nosotros mismos. No todo está condensado en un año, los logros y aprendizajes son parte de un proceso continuo."
Expertos coinciden en que superar la autoexigencia es fundamental. Es momento de practicar la autocompasión, la ternura hacia uno mismo y el agradecimiento por simplemente estar aquí. La psicóloga Claudia Ramírez recalca: "No se trata de cumplir expectativas sociales o personales. Lo valioso es reconocer nuestro propio camino y valorar cada paso, cada aprendizaje, cada día."
En palabras del psicólogo Nicolás Fernández: "El fin de año no debería ser una medición de logros o fracasos, sino un momento de reflexión y agradecimiento por el viaje vivido". Es tiempo de abrazar la diversidad de experiencias, permitirnos transitar las festividades según nuestras necesidades y, sobre todo, recordar que la empatía hacia uno mismo es un regalo preciado que merecemos concedernos en estas fechas.
En definitiva, la Navidad y el cierre de año son momentos para ser amables con nosotros mismos, para entender que cada uno vive su realidad y para cultivar la comprensión, la aceptación y el amor hacia uno mismo, aspectos esenciales para transitar estas fechas de manera más genuina y resiliente.