Sequía
El año pasado se inspeccionaron casi 1.800 explotaciones agrícolas. Se detectaron 106 más infracciones y 92 personas fueron detenidas. El 80% de estos delitos están relacionados con los robos de agua mediante la manipulación de pozos y contadores.
Los agricultores dieron la voz de alarma en un acuífero de Iniesta, Cuenca. Cada vez tenían menos presión, menos agua, más barro y piedras por sus tuberías y gomas. Un agricultor destapa para los agentes del Seprona un sistema de riego escondido bajo tierra, tal y como se ve en el vídeo de la parte superior. El agua proviene de un pozo manipulado con un imán. Lo colocan en la parte de metal de la tubería para bloquear el contador de agua. Los agentes tienen más dificultades para saber cuántos litros de agua se han utilizado, pero al final consiguen, no solo descubrir el engaño, sino que proceden a informar a la Confederación Hidrográfica del Júcar y sancionar.
Estos robos de agua no sólo perjudican al medioambiente, sino que usurpan el agua del resto de los agricultores . En esta operación, los investigadores han solicitado 14 órdenes judiciales para acceder a todos los pozos a la vez, la mayoría estaban cerrados y manipulados. Con las imágenes de dron detectan humedades en toda la extensión del acuífero y mapean con precisión las posibles incidencias e infracciones.
En este caso los delincuentes han invertido mucho dinero para robar el agua, para soterrar más de 7.000 hectáreas hace falta mucha mano de obra y material. Cavan zanjas de 50 centímetros y entierran los conductos de agua.
Las sanciones son cuantiosas, impedir la inspección de un pozo supone 7.000 euros de multa, la detección de un imán 70.000, pero hay quien lo paga sin recurrir la sanción, las pagan al contado por pronto pago. Les compensa sabedores de que trafican con el futuro sostenible del resto de los agricultores. El petróleo ya no es el oro líquido que todos quieren.