Robos
Los ladrones consiguieron escapar, aunque el hijo de la dueña casi atrapa a uno de ellos.
La propietaria de un chalet de Marbella situado en la zona de Nueva Andalucía aún vive traumatizada. El motivo, el robo en su casa la noche del 1 de junio. Poco asidua a salir de su domicilio tras quedar viuda, la mujer de 74 años decide ir a cenar a Puerto Banús. En la casa vive también su hijo que sale a realizar unas compras dejando la vivienda sola. Es el momento en el que dos hombres entran a robar.
Manuel Giménez de 38 años relata a Antena 3 Noticias que decide volver a recoger unos objetos cuando pilla infraganti a los ladrones. "Escuché un ruido cuando entré al garaje y en ese momento vi que salían por la puerta de la cocina, aunque a uno lo enganché por la camiseta". Finalmente huyen, pero logra quitarle la gorra a uno de ellos.
Tras avisar a la Policía, el hijo de la propietaria de la casa guarda la gorra blanca en una bolsa como prueba y se la entrega a los agentes para la toma de muestras y así poder identificar al autor, pero los resultados tardarán meses en llegar, es lo que le comunica la Policía a Manuel.
Después de recorrer la urbanización con su coche por si encontraba rastro de los delincuentes, Manuel nos cuenta cómo estaba el chalet. Los ladrones que habían estado unas dos horas, "lo revolvieron todo, cajones, armarios, muebles, ropa por el suelo, no dejaron una habitación sin inspeccionar hasta encontrar los objetos de valor".
La denuncia interpuesta en la Comisaría señala que las joyas están valoradas aproximadamente en unos 200.000 euros. Se trata explica el hijo de la dueña "de recuerdos de gran valor sentimental que mi padre regaló a mi madre".
Desde entonces la mujer vive con el miedo en el cuerpo, no solo por la experiencia vivida ya que "de haber estado esa noche en la casa a saber que le hubiera sucedido" señala nervioso Manuel, sino porque tras detener la Policía a uno de los ladrones que cuenta con antecedentes por actos similares es puesto en libertad por el juez.
Tanto madre como hijo han pensado en cambiarse de casa porque han descubierto que los atracadores viven muy cerca y no se sienten nada seguros.