Avispa velutina
Lolo Andrade es técnico de control de plagas en Galicia, trabajador de emergencias en Protección Civil de Cambre (La Coruña) y especialista en derribar nidos de avispas velutinas. Lleva años luchando contra esta plaga que afecta no solo a la fauna autóctona sino también a la economía de la zona, principalmente a la apicultura, y a la propia vida de las personas, puesto que la picadura de velutina puede ser mortal.
“Es una avispa que anida a una velocidad de vértigo. Llegó en 2004 a Francia y a día de hoy ya está el país está invadido. Luego se trasladó a Portugal y en nada a España. Las zonas más perjudicadas en la península son Galicia, Asturias y Cantabria”, nos confirma Lolo.
Su destreza con las armas la adquirió en el ejército y ahora la utiliza para investigar los mejores métodos para derribar nidos a gran altura, cada vez con armas más potentes.
Hay nidos que se encuentran a más de 40 metros de altura
Los nidos suelen estar en las copas de los árboles. Algunos son accesibles y se derriban fácilmente con una pértiga pero otros están demasiado altos y en terrenos poco accesibles con mucha maleza.
Para eliminar estos últimos, la forma más eficaz, rápida y económica es el uso de armas. Ahora emplean armas de precisión, pero en sus inicios partieron de armas más básicas. En su nave de Protección Civil en Cambre nos enseñan su arsenal.
La primera que emplearon fue una Rental que se utilizaba para jugar al paintball. “El problema es que no tenía precisión a mucha altura y en Galicia los árboles pasan de los 20 metros y la maleza para acceder a ellos suma otros tantos”, dice el especialista.
La siguiente que probaron fue una Tiberius, arma que se utiliza en Estados Unidos como antidisturbios por su gran potencia. El problema de esta era la baja fiabilidad a partir de los 15 o 20 metros. Se necesitaba soltar mucho veneno para conseguir derribar un nido y esto no era muy beneficioso para el medioambiente.
La tercera fue una carabina de aire comprimido Black OPS, con culata regulable y la cual podían apoyar con las patas para tener más precisión.
Por último llegó la joya de su arsenal. Pesa unos 4 kilos, dispara cápsulas muy pequeñas y necesitan tan solo 10 para eliminar un avispero. Pero lo mejor es su precisión total. Es de mira telescópica y con ella pueden neutralizar un avispero a 100 metros de distancia.
A 10 nidos por día, su trabajo es puro entrenamiento olímpico
Lolo no está federado y nunca se ha planteado dedicarse al tiro deportivo, pero su día a día es un auténtico entrenamiento olímpico. Cada jornada puede llegar a derribar entre 10 y 15 avisperos, contando con los desplazamientos, pues no todos se encuentran cerca.
Nos cuenta Lolo que un día llegó a eliminar 35 nidos, aunque por aquel entonces eran todos bajos, situados en viviendas o incluso en el suelo. “Cuantos más avisperos se eliminen este año, menos habrá para el siguiente. De lo que se trata es de matar muchas reinas”, dice.
Un método infalible
La mejor forma de actuar en el nido a gran altura es disparando de abajo arriba para que la cápsula envenenada atraviese el avispero y lo contamine por completo. Un nido normal puede rondar los 60 centímetros, por lo que 10 perdigones suelen ser suficientes, y así, en dos o tres días, el avispero está totalmente neutralizado.
César Blanco y Yago Blanco llevan apenas un año en Protección Civil y ya tienen pillada la táctica de Lolo
El maestro tan solo les da tres claves para atinar: apoyar en algo duro, mantener el aire al respirar y regular muy bien la mira telescópica. “La técnica no tiene mayor dificultad, con dos o tres días con Lolo se aprende fácilmente”, dice César. Por su parte, Yago considera que lo más complicado es apuntar y atinar, pero que a cinco nidos por día, la práctica se mejora si o si”. Aunque el tiro no es lo único que deben aprender. Lolo considera esencial el buen manejo de las armas pero también el saber repararlas.