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Reto superado: así es vivir una semana sin móvil

21 alumnos y profesores del IES San Juan de la Cruz de Pozuelo de Alarcón, en Madrid, se han enfrentado a un reto: vivir siete días desconectados con su móvil guardado bajo llave en el centro.

Es una verdad 'como la copa de un pino': usamos el móvil para absolutamente todo. Es lo último que vemos antes de irnos a dormir. Lo primero que ojeamos nada más despertarnos. En él consultamos la prensa mientras nos tomamos el primer café. Y es el que nos anima con música el viaje en el metro. Es con el que pagamos el sándwich de mediodía y el segundo café. Y al llegar al trabajo se convierte en nuestro compañero durante las ocho horas laborales. Mano a mano. Recibimos una llamada, contestamos un WhatsApp y hacemos una pausa para coger de la máquina el tercer café. También lo pagamos con el teléfono. Volvemos a trabajar. Que no se nos olvide que tenemos que pedir una cita con el médico y mandar el bizum del regalo de cumpleaños del sábado. Que, por cierto, he visto un restaurante en el que podríamos celebrarlo en TikTok.

En 2024 se hace difícil pensar en una vida sin un smartphone. Pero nuestro día a día no siempre ha sido así. Que "cualquier tiempo pasado fue mejor" ya lo decía el poeta Jorge Manrique. Y es lo mismo que han debido pensar en el IES San Juan de la Cruz de Pozuelo de Alarcón, en Madrid.

En este instituto de Formación Profesional se han atrevido con un gran reto: pasar una semana sin el teléfono móvil. No solo cuando acudan a clase —algo que ya está prohibido— no podrán usarlo las 24 horas del día durante siete largos días.

Las reglas están muy claras. Ellos entregarían sus smartphones que quedarían custodiados bajo llave en una caja en el centro. A cambio se les entregaría un modelo antiguo con el que solo podrían hacer llamadas telefónicas urgentes. Ni aplicaciones, ni redes sociales, ni juegos. Sería vivir una semana completamente desconectados.

Este experimento les serviría para darse cuenta de si realmente estamos enganchados a las tecnologías. ¿Aguantarían los 21 participantes —entre alumnos y profesores— 168 horas sin su smartphone? Nuestro equipo de Antena 3 Noticias se ha desplazado hasta Pozuelo de Alarcón para comprobarlo y para no perderse el momento en el que, siete días después, recuperen sus móviles.

Subimos con nuestra cámara a la segunda planta del edificio. Allí creamos un 'set' para entrevistar a algunos de ellos. La primera en enfrentarse a la entrevista es Diana Frías del Río, 40 años, madre de tres hijos y sin móvil. "Muy difícil, pero se puede". En su caso el vértigo, más que por ella, era por sus pequeños. "¿Y si de repente se abre un chat de un cumpleaños de mi niño donde te tienes que apuntar?, ¿O si en el grupo de la catequesis cambian una hora, o al final te dicen que tienes que llevar algo?".

Guásima Echarif y Yolanda Perales tienen 21 años y estudian 'Anatomía Patológica y Citodiagnóstico'. Ellas nos cuentan cómo pasaron los primeros momentos después de entregar su teléfono. Para Guásima "las primeras 24 horas han sido más complicadas, estás con el runrún de quién me habrá hablado, las notificaciones, qué vas a hacer. Pero al final te lo agradeces a ti misma, te sientes más relajada".

Para Yolanda o Yoli —como la suelen llamar— "ha habido altibajos de necesitar el teléfono, necesito saber dónde está todo el mundo, necesito enterarme del cotilleo". Pero estos días sin ninguna aplicación en la que meterse han aprovechado para retomar viejas aficiones: leer, pasear disfrutando de las vistas, hablar con tus abuelos y descubrir que todavía tienen nuevas historias que no sabías. "Las tardes que he pasado con mi familia se quedan en el recuerdo", Yoli se emociona.

"Yo he estado un poco más abajo que arriba". Con esta frase define su experiencia Alejandro Zarcos, un profesor granadino de 27 años. "Me ha costado bastante habituarme a no tener el teléfono. No podía concentrarme en ciertas actividades del día a día". Pero Alex tuvo que buscar la manera de matar las muchas horas muertas que tiene una semana. "He estado aprovechando el tiempo para mí, para dar simplemente un paseo sin música, sin distracciones. Ver alguna película, ir al cine. Quedar con amigos, pero de una forma más sana, porque no estaba pendiente del móvil, estaba pendiente de la conversación que estaba teniendo".

Esa es la gran lección —que como el resto— se lleva este joven: "Estar con nosotros mismos o dedicarnos tiempo a querernos un poco más". Y a partir de ahora va a dar un uso más responsable y a dedicarle menos horas a sus aplicaciones.

Detrás de esta iniciativa está Joaquín Casanovas, profesor de la especialidad de 'Formación y Orientación Laboral', que también ha participado en el reto. "No sabíamos si todos los participantes iban a aguantar hasta al final, pero ha ido bastante bien. Han aguantado todos. Hemos aguantado todos". Una experiencia muy positiva, nos dice, sobre todo para los adolescentes.

"Ellos no conocen otra cosa, nosotros los que ya somos un poco más mayores sí tenemos otros referentes y podíamos intuir que la experiencia nos iba a servir para reconducir nuestra vida sin un smartphone". Pese al miedo de lo desconocido los más jóvenes se enfrentaron a esta semana, en la que han contado con el apoyo de los docentes del IES San Juan de la Cruz. "Hemos realizado sesiones de sensibilización, sesiones casi en formato de terapia con todos los participantes". Ahora anima a otros centros educativos a "tirarse la manta a la cabeza" y sumarse al reto.

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