Residencias
La residencia ha sido condenada a pagar más de 47.000 euros a la familia de un anciano que murió por atragantamiento. El juez considera que la muerte fue causa de una descoordinación del equipo médico de la residencia.
Fue en abril del año 2021 cuando un usuario de la residencia Caser Residencial, situada en la localidad pontevedresa de Vilaboa falleció a causa de una atragantamiento. Dos años después de lo sucedido, la justicia ha condenado al geriátrico a pagar una indemnización de 36.876 euros a la viuda y 10.535 euros al hijo del fallecido.
El hombre llevaba interno ocho años, y todo parece indicar que no hubo una coordinación entre los diferentes trabajadores a la hora de darle la comida, ya que se debería haber advertido que no se podía dejar comida cerca del fallecido sin ninguna supervisión. Al parecer, el hombre padecía una enfermedad lo que le hacía comer de manera rápida y compulsiva aumentando el riesgo de atragantamiento.
Otro episodio de atragantamiento un año y medio antes
Revisando la documentación aportada por la residencia, después de recibir una de las demandas de la familia, el letrado que lleva el caso descubrió que la persona fallecida había sufrido otro episodio de atragantamiento un año y medio antes. Algo de lo que lo que sus allegados no tenían constancia a pesar de visitar al hombre varias veces a la semana.
Esos mismos documentos permitieron saber de la existencia de unos tests que marcan el nivel de dependencia. En este caso, se indicaba que el fallecido solo necesitaba ayuda para cortar la comida, pero que era capaz de comer por si mismo.