Pisos estudiantes
La oferta va cada vez a menos y existen pocas opciones por debajo de los 300€ por estudiante.
Cuando todavía no habían salido las notas de corte y plazas para la formación profesional ni las carreras, los pisos de estudiantes en Galiciaya estaban repartidos. En concreto, las listas de admisión de los ciclos y las carreras universitarias salían esta misma semana, mientras las colas en las inmobiliarias ya se veían a finales de junio y principios de julio. Antes de saber qué y dónde van a cursar, los estudiantes gallegos ya pactan qué piso alquilar para el próximo año académico. Las razones: la escasa oferta y el miedo a quedarse sin hospedaje.
Hace unos cinco años los estudiantes acababan los exámenes en junio, se iban a sus hogares familiares y volvían a finales de agosto —antes del comienzo del siguiente curso— para buscar dónde vivir. Ahora, nadie se va del piso de un curso sin tener amarrado el del siguiente. Quien no actúa pronto está destinado a coger el peor de los hospedajes, el más caro o el más alejado. Y ahora, en estas circunstancias, alejado ya no implica en barrios más periféricos; sino incluso en otros municipios.
En Vigo, Santiago y A Coruña ya casi no se encuentran pisos por menos de 250 euros. "Cuando llegué a Compostela, hace cuatro años, pagaba menos de 200 euros y ahora, de lo que encuentro por ese precio, la mayoría está en muy malas condiciones y, si está bien, está más que cogido", dice un estudiante a las puertas de la inmobiliaria Julio Gerpe ya con su contrato. Este año pagará 260 euros.
Son Vigo, Santiago y A Coruña las ciudades con mayor problema de vivienda y las que acogen, justamente, la mayor cantidad de estudiantes al ser las sedes principales de las tres universidades gallegas. En Ferrol, Lugo y Ourense, también con campus universitarios, el problema de oferta y demanda no es tan preocupante para este perfil, aunque también es latente.
La subida del alquiler más considerable la vemos enA Coruña. En la ciudad herculina el metro cuadrado de alquiler ha subido un 12,4%, quedándose en 10 euros el metro cuadrado. Algo más de 10 euros pagan también en Vigo, donde el alquiler ha subido un 9% y, en Santiago, el precio del metro cuadrado está a 9 euros tras una subida del 7,5%.
Las inmobiliarias tienen claros los motivos de esta situación. Carlos Debasa, de la Asociación Galega de Inmobiliarias (AGALIN) dice que el problema es "una confluencia de varios a distintos niveles". Debasa explica que, por un lado, en Galicia somos líderes en viviendas vacías; por otro, no se han promovido viviendas protegidas con destino a alquiler; y, por último, no aumenta el parque de vivienda. Sobre esto último, incide: "Desaparecen viviendas porque se destinan a otras líneas de negocio, como el turismo vacacional". Esto lleva a que, pese a que la demanda aumente, la oferta no se reponga. Como resultado, se desorbitan los precios.
"No hay mucha oferta ni para estudiantes ni para alquileres de larga duración en general", incide Debasa. Pero lo cierto es que quien más complicado lo tiene en este caso son los estudiantes. "Es la historia de todos los años", añade Debasa. Los prejuicios asociados a este sector poblacional son muchos. La mayoría de propietarios temen ciertas irresponsabilidades como daños por fiestas o reuniones de amigos, o que hagan un mal cuidado de muebles o electrodomésticos.
Sin embargo, son muchos los estudiantes que se quejan del estado de los inmuebles incluso en las visitas previas a su alquiler. Hablan de presencia de humedades, poca limpieza o habitaciones sin ventanas puestas en alquiler. En cuanto a esto, el Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Galicia (COAFGA) se ha pronunciado apoyando a los chavales: "Muchos inmuebles que se alquilan a estudiantes universitarios están en malas condiciones". De hecho, el Colegio hace un llamado de atención: "Los pisos deben estar aptos para su uso […] en todo caso, deben tener unas condiciones mínimas de habitabilidad". Como afirma Clara, una estudiante de Lalín que busca piso en Compostela, "les da igual que el piso esté mal para enseñar porque saben que alguien lo va a alquilar a lo desesperado".
De este modo, cada vez son más los estudiantes que deciden utilizar foros de búsqueda de piso o compañeros en redes sociales. Muchos, de hecho, aún sin estar del todo contentos con su hospedaje, deciden continuar en el mismo por miedo a meterse de lleno en este mercado tan incierto. "Mi casero se ha apiadado de mí, no me sube el alquiler y el piso no está tan mal", dice Adriana López, quien prefiere quedarse en el piso del curso pasado, pero busca completarlo con más compañeras.
Para los que encontrar piso se complicaba, normalmente la opción de la residencia universitaria siempre estaba presente. Es, además, muy habitual decantarse por esta vía el primer año de carrera. Suelen ser baratas, permiten conocer gente de distintas carreras y, además, su ubicación es buena, pues muchas se encuentran dentro de los propios campus.
Sin embargo, la bola de nieve de los pisos ha llegado hasta las residencias. La oferta es justa y la demanda alta. En muchas quedan, también, lo que pocos quieren: habitaciones compartidas y/o con baños compartidos. El precio mínimo anda por los 400 euros. De querer comida, desayunos o limpieza incluida, los precios pueden variar.
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