Coronavirus Madrid
El nombre de Isabel Zendal lleva sonando meses desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que iba a construir un hospital de pandemias en el madrileño barrio de Valdebebas y muy próximo al aeropuerto de Madrid-Barajas. Se trata de un centro de urgencia para luchar contra el coronavirus.
Se ha escogido el nombre de Isabel Zendal porque fue una mujer gallega, enfermera, directora de un hospicio y además la primera que se enroló en una misión internacional para llevar la vacuna de la viruela a América. Así lo reconoció la OMS en 1950.
En 1803, bajo el reinado de Carlos IV, participó en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, dirigida por el médico militar Francisco Javier Balmis para llevar la vacuna de la viruela a América, una medicina descubierta en 1796 por el británico Edward Jenner.
22 niños sirvieron de "vacunas humanas"
Como la vacuna no se podía transportar en frío en aquella época, se decidió transportar 'vacuna humanas'. 22 niños, huérfanos de entre 3 meses y 9 años, infectados de viruela y a los que Isabel Zendal cuidó durante todo el viaje para que no enfermasen y llegaran sin problemas y vivos a su destino.
La expedición consiguió vacunar a más de 250.000 personas y la vacuna se repartió a las Islas Canarias y a territorios como Puerto Rico, Filipinas y, finalmente, a México, donde ya se establecería la sanitaria junto a su familia.
1 de cada 12 personas morían de viruela en el mundo
Nacida en una familia muy humilde de la localidad gallega de Santa Mariña de Parada, Isabel perdió a su madre a la edad de 13 años, precisamente de viruela. Con 20 años empezó a trabajar en la Casa de Expósitos del Hospital de la Caridad como directora, tras pasar unos años trabajando en el domicilio del doctor Balmís.
En el hospicio ganó reconocimiento y respeto, allí vivió su embarazo como madre soltera, algo muy difícil de llevar en aquella época. Quizá por eso, no dudó en aceptar la propuesta de embarcarse en la expedición para vacunar a las colonias españolas.
Isabel dejó España en 1804, con su hijo como vacuna humana y con otros 21 pequeños. Lograron su propósito: conseguir una inmunidad natural a la viruela, en aquella época, una enfermedad tremendamente mortífera que arrasaba con la vida de miles de españoles, entre ellos, la hija de Carlos IV, María Teresa de tan solo 3 años.
Quizá por ese motivo no dudó en autorizar la expedición.
Se calcula que, solo en el siglo XIX, provocó la muerte de una de cada 12 personas en el mundo. La viruela si no provocaba la muerte, causaba ceguera o quedar marcado de por vida.
Inmunidad natural a la viruela
Isabel Zendal y el quipo de médicos lograron su propósito. Se pudo inocular el líquido de las pústulas de los niños de la expedición a otros muchos y lograr así una inmunidad natural a la viruela.
Después de ello Zendal se quedó a vivir en Puebla (México), donde reunió a su familia y donde murió. Muy querida en México, una escuela de enfermeras lleva su nombre y la rinde homenaje.
Ahora también en Madrid un hospital llevará su nombre para luchar contra otra terrible enfermedad, pandemia del Siglo XXI.