Violencia de género
Este fin de semana, una mujer era asesinada por su expareja en Pontevedra y no llevaba pulsera telemática. Lucía Fernández, redactora de Antena 3 Noticias, explica los motivos y detalla cómo funciona este sistema de protección.
El pasado sábado, 28 de mayo, un agente de la Guardia Civil asesinaba con un arma de fuego a su expareja en Oia, una pequeña localidad de Pontevedra. Se presentaba en el camping en el que la víctima trabajaba como limpiadora y, sin pensárselo dos veces, acababa con su vida a tiros.
El autor de los disparos, que poco después se quitaba la vida durante la negociación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tenía una orden de alejamiento sobre la víctima de 300 metros, así como la prohibición de comunicarse con ella. La fallecida lo había denunciado en varias ocasiones por violencia de género, la última en abril, pero quedó en libertad por falta de informes. Desde entonces, hasta en 56 ocasiones tuvo que pedir auxilio a las autoridades, que intervinieron para protegerla.
A pesar de ello, no contaba con el sistema de protección de pulseras telemáticas. Es la gran pregunta de estos días. ¿Por qué no contaba con vigilancia electrónica? Lucía Fernández, redactora de Antena 3 Noticias y especialista en violencia de género, explica en la newsletter de esta semana los motivos.
"Todo el mundo se está haciendo esa pregunta. En este caso, la mujer no tenía esa medida de protección porque nadie la solicitó, ni la acusación, ni la Fiscalía", cuenta en el vídeo superior de esta noticia. "Por lo tanto, ningún juez la acordó y, aunque sí que tenía una orden de alejamiento de trescientos metros, no llevaba ese dispositivo de control telemático".
En este sentido, Fernández detalla que para poder contar con un servicio de protección como estos, en los que la víctima y las autoridades son alertadas cuando el agresor está cerca, es necesario solicitarla ante el juez. Este, es decir, la justicia, tendrá la última palabra para decidir si se instalan o no estas pulseras telemáticas.
En caso afirmativo, la colocación del dispositivo al condenado se realizará en sede judicial, es decir, una vez que le ha sido notificada la medida de control y dentro del plazo acordado por el juez. La resolución, antes, será comunicada al Centro de Control COMETA con un objetivo: que esta pueda dar de alta los dispositivos y puedan instalarlos correctamente tanto en la víctima como en el maltratador.
¿Cómo funcionan estas pulseras?
Tal y como explica la periodista en el vídeo superior de esta noticia, el agresor lleva una pulsera, más conocida como transmisor de radiofrecuencia, y una especie de dispositivo móvil que se llama Unidad 2Track. La mujer, por su parte, un dispositivo similar a ese Track2 que permite detectar la señal de radiofrecuencia.
"En el momento en el que el agresor se salta la orden de alejamiento impuesta, a la mujer le sale un aviso en ese dispositivo y también a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", detalla Lucía Fernández. "En ese caso, los agentes van a actuar de inmediato y la prioridad siempre es proteger a la víctima", subraya. Eso sí, cabe destacar que no siempre se están supervisando las localizaciones del inculpado y de la víctima. Solo se interviene cuando salta la alarma.
Aunque no es el único motivo por el que este sistema de protección generará avisos. Lo harán también por la rotura del brazalete del agresor, por la baja batería del dispositivo o por la separación del transmisor con su unidad 2track, es decir, si el brazalete del condenado se ha distanciado varios metros de su dispositivo de localización GPS.
Y hay un dato llamativo. Según detalla el Ministerio de Igualdad, cada pareja de dispositivos que lleva consigo el inculpado solo puede asociarse a una víctima. Es decir, si sobre él versan varias órdenes de alejamiento y la justicia ha dictaminado la instalación de las pulseras telemáticas, deberá portar un brazalete "por cada una de las personas respecto de las que se pretenda verificar la medida/pena de alejamiento".
Genera ansiedad en muchos casos
En la actualidad, según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Igualdad, hay alrededor de 3.600 pulseras activas. De todas ellas, "cerca de doscientos cincuenta se instalaron en el mes de abril", explica la periodista en la newsletter de esta semana. "Estas pulseras son muy eficaces, pero no son infalibles".
En este sentido, Fernández explica algunas de las quejas de todas las víctimas de violencia de género: "Hay que recordar que ninguna de las mujeres que llevaba la pulsera telemática ha sido asesinada, pero una de las quejas que suelen tener todas las víctimas violencia de género es que las que las llevan suelen estar intranquilas, les generan problemas psicológicos, les genera alarmas porque hay fallos tecnológicos, porque los agresores las pueden manipular y muchas veces hay falsas alarmas que a ellas les hacen estar intranquilas".
A finales de 2022, varios jueces pedían "afinar más" este sistema de control. Aner Uriarte, decana de los jueces del País Vasco, explicaba que "son efectivas, pero en muchos casos intranquilizan a la mujer con llamadas que no se sabe si son o no por error. Es decir, se 'revictimiza' a la mujer. Este es el problema fundamental que existe con las pulseras".