Galicia
La parroquia de Tuiriz, en Pantón, reabre su cantina tras 9 años cerrada gracias a la implicación de los vecinos. El bar le ha devuelto la vida al pueblo.
Pocas cosas hay más típicas en Galicia que “el bar del pueblo”. Da igual el pueblo, da igual dónde se ubicase o cuántos habitantes tuviera, el bar siempre estaba ahí. En tiempos en los que acercarse a la ciudad más próxima no era tarea sencilla, el bar del pueblo actuaba, en muchos casos, como pequeña tienda de ultramarinos, estanco, centro de correos… Un icono de cualquier parroquia gallega que está sufriendo también el paso del tiempo,
Eso fue le ocurrió a Casa Ferroedo, el bar de Tuiriz, en el lucense ayuntamiento de Pantón. Lo abrió el cura en un espacio de la casa rectoral y, además de tener a la venta los productos básicos, ofrecía un lugar en el que tomar un café, un vino o jugar una partida de cartas. Pero, sobre todo, les proporciona a los vecinos un lugar en el que relacionarse.
Desde que echó el cierre los vecinos estuvieron nueve años “huérfanos” de cantina. Nueve años que llegaron a su fin gracias a la Comunidad de Montes de Tuiriz. Este grupo de vecinos ha decidido no quedarse solo en la gestión de los montes comunitarios. Su compromiso con su parroquia va mucho más allá y quieren dinamizar su pueblo. ¿Y qué hay más dinamizador que un bar?
Se trata de una cantina-tienda cuya explotación salió a concurso y que permite desde tomar algo, hasta encargar el pan o reservar una comida si hace falta. La hora estrella del local es la de la partida. Pocos faltan a la cita. En torno a las 15:00 horas empiezan a llegar los habituales y no tardan en organizarse las parejas del día. Si antes tenían que salir de la parroquia, los que podían hacerlo, ahora son los de fuera los que vienen a disfrutar del ambiente.
Según los últimos datos del INE, en Tuiriz viven 150 personas, ¿puede dinamizase una población tan pequeña? Vaya que se puede. Fiesta de la malla (cuando se recoge el centeno), fiesta del vino, recogidas de setas, sesiones de cine,… Cualquier idea es bien recibida para darle vida al pueblo.
Ideas para todas las edades que sirvan para que todos, mayores y pequeños, puedan disfrutar. Y, sobre todo, que ayudan a evitar la ten temida despoblación y a trabajar para todo lo contrario, fijar población en un rural que demuestra, con casos como éste, que la vida en comunidad es uno de sus mayores valores.
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