Samuel Luiz
La madre no quiere recibir tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico porque debe sobrellevar este "castigo divino" sin ayuda externa.
El pasado martes tuvo lugar en la Audiencia Provincial de A Coruña una nueva sesión del juicio por el asesinato de Samuel Luiz en julio de 2021. En esta sesión ha sido el turno de expertos en salud mental los que han declarado ante el tribunal manifestando las secuelas psicológicas de los padres de la víctima, así como de analizar el comportamiento de uno de los acusados, Alejandro Freire.
La madre de Samuel sufre un "casi suicidio pasivo" al no recibir tratamiento farmacológico y psicológico por voluntad propio porque asegura que este "castigo divino" debe sobrellevarlo sin ayuda externa, explican los psiquiatras.
"Su rechazo al tratamiento no es por falta de deseo de mejorarse; es su propia enfermedad la que la condiciona a evitar cualquier ayuda", añadió uno de los psiquiatras forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga). Asegurando que sin el apoyo y presencia de su marido "su cuadro hubiese empeorado".
Ambos progenitores viven en un estado de duelo constante donde han dejado de tener vida social aislándose de la sociedad. A diferencia de la madre, que sufre síntomas psicóticos al no recibir ayuda de fármacos ni de profesionales, el padre, con un estado depresivo moderado, sí ha aceptado un tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico .
Aunque ha obtenido la incapacidad laboral permanente por no tener la capacidad de realizar correctamente sus labores, la "rabia contenida" que sentía en su trabajo, el estar en el mismo entorno laboral con varios familiares de los acusados agravaba la situación. El psiquiatra cuenta que "la pérdida de su hijo generaba miradas y comentarios" y tenía miedo a perder el control en cualquier momento.
La acusación particular solicita una indemnización de más de 263.000 euros para los padres de Samuel, los cuales se desplazaron al hospital el día de la agresión sabiendo que su hijo había muerto. "Tanto ella como su esposo estuvieron varios día sin dormir, un desgobierno y un descontrol", expone uno de los psiquiatras.
La defensa de Alejandro Freire, uno de los cinco acusados, ha aportado el análisis del perfil psicológico del joven. Padece un "trastorno por déficit de atención e hiperactividad" y un "trastorno adictivo múltiple".
Esa noche, el acusado consumió alcohol y drogas que derivaron al comportamiento impulsivo y descontrolado al encontrarse con Samuel. El psiquiatra señala que "era el primer fin de semana en que se permitía salir tras las restricciones de la pandemia, y habían consumido una cantidad significativa de sustancias", lo que probablemente afectase a sus capacidades cognitivas y volitivas.
La pérdida de su madre cuando era un niño y la mala relación con su madrastra derivó a que Freire se relacionase con grupos que le introdujeron en el consumo de estupefacientes. El psiquiatra explicó que padece de "personalidad patológica, preadictiva, que se caracteriza por impulsividad y que genera muy mal las ansiedades" con "datos de personalidad prepsicótica con rasgos esquizoides".
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