Ocio nocturno
Vecinos de la plaza de Honduras de Valencia denuncian botellones y vandalismo por la noche, lo que les impide descansar. Señalan que con el fin del toque de queda se han dado más permisos al ocio nocturno.
Vecinos de Valencia denuncian que el ruido del botellón no les deja descansar por las noches. Se quejan de un aumento del vandalismo, el ruido, y la suciedad desde el último mes con el fin del toque de queda, que se ha visto acompañado de una multiplicación de las licencias para bares y discotecas. El ayuntamiento de Valencia ha puesto ya 88 sanciones a varios establecimientos.
Los vecinos destacan a Antena 3 Noticias las fiestas en la plaza de Honduras de Valencia, que dicen pueden terminar "a las 3 o a las 5 de la mañana". Uno de ellos explica que no descansa y tiene que tomar pastillas para dormir, mientras que otro añade que bajo la persiana medio cerrada "se sirven cubatas". "Está todo lleno de botellas, de vasos, vidrios...", grita uno al responsable de uno de los establecimientos de la zona.
"La gente puede estar en la calle perfectamente"
Los hosteleros responden que ellos no son responsables de lo que sucede cuando cierran los locales. "Que las personas se queden en esta zona no es cosa nuestra", afirma uno de los responsables de un bar en esta plaza, donde la mayoría de los bajos se dedican al ocio nocturno. La zona se encuentra a escasos metros de la Universidad de Valencia. "A nosotros también nos han cerrado los locales y casi nos vamos todos a la ruina", indica. Los vecinos manifiestan que el problema comienza por la tarde y se agudiza por la noche.
"La gente puede circular a las dos de la mañana y estar en la calle perfectamente", aclara el concejal de Protección Ciudadana de Valencia, Aarón Cano, sobre la problemática de controlar la situación. Por ahora se ha empezado a vallar la zona.
Pero estas protestasno son recientes, ya que el mismo reclamo comenzó hace diez años justo al otro lado de la misma avenida, Blasco Ibáñez. En un entorno muy similar al de la plaza Honduras los vecinos hicieron caceroladas nocturnas años atrás durante la noche para ensordecer el ruido de las terrazas, lo que terminó con el cierre de la plaza del Cedro por las noches.