PROPONEN LA APLICACIÓN DE SANCIONES PARA LOS ACOSADORES
El sindicato de profesores ANPE pide un programa para prevenir el acoso escolar "desde edades muy tempranas" que deje "muy clara la reprobación moral al acosador", además de un protocolo más ágil que desde el primer momento "priorice" el interés de la víctima sobre el agresor "aunque ambos sean menores".
El secretario de ANPE Madrid, Francisco Melcón, también plantea que todos los miembros de la comunidad educativa -el director, los docentes, los propios compañeros e incluso el conserje- estén especialmente atentos y se haga un esfuerzo para la detección "precoz" del problema para actuar "con absoluta inmediatez".
En entrevista con Efe realizada tras el suicidio de una alumna del instituto Ciudad de Jaén, Melcón ha defendido que se tenga presente "el interés de la víctima para cualquier decisión, mirando qué es lo mejor o lo menos malo para la víctima, no para el acosador".
"Las sanciones a los acosadores tienen que llevar implícitas una fuerte reprobación moral"
"El acoso escolar es una lacra que hay que erradicar desde varias perspectivas y su prevención debe hacerse con intervenciones en los centros, empezando por alumnos de corta edad a los que hay que trasladar la reprobación hacia el acoso para que tengan claro que está mal", recalca el portavoz del segundo sindicato con mayor representación en la enseñanza madrileña.
Melcón defiende "agilizar y desburocratizar" los protocolos de actuación, ya que "pasar papeles de una mesa a otra" es, a su juicio, "la forma de no hacer nada" y "la burocracia al servicio de la inoperancia".
Por el contrario, expone, la temprana aplicación de sanciones supone "un aviso para el acosador", y cita como ejemplo que una pronta expulsión temporal "tiene suficiente contundencia" porque, cuando el alumno vuelva, sabe que "será vigilado".
El acoso es "una conducta predelictiva por sus consecuencias para las víctimas, y las sanciones a los acosadores tienen que llevar implícitas una fuerte reprobación moral", argumenta Melcón, para quien "los diferentes estamentos con protocolos excesivamente burocratizados dilatan en el tiempo cualquier solución".
Mientras se resuelve, la víctima "se siente en un limbo", por lo que "no se puede tener relativismo moral ni equidistancia en el tratamiento de la víctima y del acosador", sino "una reprobación en toda regla que lleve aparejada una sanción en el momento". Y el problema ahora se complica con las redes sociales, donde el acosador está "más enmascarado, más camuflado, se siente más impune, y sus ataques tienen mayor gravedad por la repercusión grandísima que tiene en el grupo", lo que puede desembocar en una especie de "aquelarre contra la víctima de manera absolutamente irracional".