Mascarillas
Según datos del Instituto Galego de Estatística, cuatro de cada cinco ayuntamientos gallegos tienen menos de 10.000 habitantes. El rural concentra a gran parte de la población mayor y, a pesar de que la gran mayoría está vacunada, mantienen el respeto por el coronavirus.
La obligatoriedad de la mascarilla en exteriores para evitar contagios de coronavirus ya se ha levantadosiempre y cuando se puedan mantener las distancias de seguridad. En el rural gallego hay división de opiniones a pesar de que son de las zonas con menos densidad de población de España.
"Yo me la saqué porque voy a por unas ciruelas a la finca que está ahí delante, pero en cuanto me encuentro con alguien me la pongo", asegura Cristina. Va con sus hijos dando un paseo, a su alrededor ningún vecino. "Esto no es como la ciudad, en ese sentido tenemos más facilidad, pero yo creo que debemos seguir usándola cuando estás con gente".
Mercedes llega a su casa con ella puesta. "Vengo de misa y allí la llevamos, pero ahora aquí ya me la quito. Eso sí, si voy a la tienda, o a cualquier lado ya me la pongo, por si me encuentro con alguien". Son vecinas de Ribadumia, en Pontevedra. Igual que Mucha: "Si estamos aquí en la aldea estamos sin ella y si viene alguien la pones, pero respeto aún hay".
Jaime recuerda que han sido meses muy duros, "aquí hay mucha gente mayor y en el peor momento perdimos a muchos vecinos, aún hay miedo". La mayoría de los vecinos ya están vacunados, y todos tienen muchas ganas de quitársela y respirar con libertad, pero aún así quieren ser prudentes.
Unos 800.000 gallegos viven en municipios de menos de 10.000 habitantes. Localidades en las que las aglomeraciones, a priori, no son un problema, y en los que salir a pasear sin encontrarse con nadie es relativamente sencillo. Lugares que, cómo todos, están deseando recuperar su normalidad, pero siempre con sentido común.