CELEBRACIÓN DISTINTA
Hace algunos años quedaba en el ámbito familiar y hoy se ha convertido en un gran acto social que puede costar de media más de 2.000 entre el traje, el convite y el fotógrafo. Las comuniones son casi como una boda.
Hace años, la celebración era más sencilla: una pequeña reunión familiar sin grandes banquetes y donde los trajes se heredaban entre hermanos. "Yo, como fui la primera, estrené traje pero Arantxa que venía detrás de mí utilizó el mismo traje", cuenta María Ángeles Moreno, que hizo su primera comunión en 1979.
Menos recuerdos conserva su hermano José Ramón. La presencia de fotógrafos en la Iglesia no era algo tan habitual: "En la iglesia hubo unos problemas con los sacerdotes y decidieron que no entraba ni ningún fotógrafo ni ningún cámara ni nada con lo cual no pudieron grabar".
Una foto con velo es el único recuerdo de Isabel. Hizo la comunión en el año 1946. No tuvo apenas invitados, una pequeña reunión familiar y un banquete que consistió en "un chocolate con churro y bollos y luego se salía al jardín a jugar".
Ahora junto a su hija, prepara el gran día de su nieta Blanca. Nada estará improvisado: "Empecé a pensar lo del traje hace ya cuatro o seis meses"
Cambian las modas y la manera de celebrar la primera comunión, pero todas las generaciones comparten la ilusión por vivir un día tan especial.