Violencia de género
El detenido ha declarado ante la Policía en el hospital. Asegura que actuó en "legítima defensa" porque la víctima le habría amenazado con un cuchillo.
Enero de 2020. Adil L. debía regresar a la prisión de Zuera, en Zaragoza, tras su quinto permiso penitenciario. Pero no volvió a cruzar la puerta de centro penitenciario. Su pista se perdió hasta el pasado lunes, dos años después.
Este 30 de mayo presuntamente acabó con la vida de su vecina, Cristina, de 32 años. Al parecer, ha declarado ante la Policía que la víctima llamó a su puerta armada con un cuchillo y que él sólo se defendió. Mientras hacía esas declaraciones, los agentes ya sabían que no era la primera vez que Adil mataba.
En junio de 2001 Adil se presentó medio desnudo en una comisaría de Policía de Madrid. Ante los agentes confesó haber apuñalado unos minutos antes a una joven. El crimen había ocurrido en el número 35 de la calle Hierbabuena, en el distrito de Tetuán. En un piso de ese edificio habían acabado, tras una noche de copas, Adil, un amigo suyo y dos mujeres, dos turistas francesas de origen marroquí, como él. Shiam Benaissa, su víctima, tenía 24 años. El detenido dijo haber apuñalado a la chica por celos. Todo indica que ella se habría negado a tener relaciones sexuales.
Tras entregarse, Adil fue condenado a 21 años de prisión. De hecho, cuando en enero de 2020 quebrantó su condena, le quedaba poca pena por cumplir. Instituciones Penitenciarias recalca que el permiso lo otorgó el juez de vigilancia, tras ser denegado por la dirección de la prisión. En todo caso, no era su primer permiso. Tras no regresar a la cárcel, se emitieron órdenes de búsqueda y captura y se informó al tribunal sentenciador. Dos meses después comenzó la pandemia, España se confinó y nadie encontró a Adil.
Ahora, dos pisos del número 8 de la calle La Alegría, en Zaragoza, muestran es sus puertas sendos precintos policiales. En uno vivía Adil. En el otro, Cristina. El Grupo de Homicidios de la Policía de Zaragoza investiga ahora qué ocurrió el lunes pasado por la noche: por qué Adil acabó con la vida de Cristina a puñaladas en el descansillo del portal.
Cuando los agentes llegaron, Adil, de 45 años, estaba en la calle, con varias heridas de arma blanca y el cuchillo homicida en la mano. Los policías le gritaron que tirara el arma. Él decía “me siento culpable”, según una vecina, testigo de la detención. Aún no ha podido determinarse si las heridas que tenía el detenido en el abdomen y en las manos se las hizo él mismo.
Su estado no es grave. Por eso ya ha podido declarar ante los agentes en su habitación de hospital. Según diversas fuentes, habría declarado que Cristina llamó a la puerta de su casa armada con un cuchillo, que forcejearon y que él acabo acuchillando a la joven. Dice que entre ellos no había relación alguna. Los agentes tendrán ahora que dar credibilidad o descartar esta versión.