Monjas de Burgos
Faltan muchas piezas por encajar en la polémica. Pablo de Rojas, el falso obispo excomulgado, se ha encerrado con las monjas del convento de Santa Clara de Belorado para apoyarlas tras su ruptura con la Santa Sede.
Rebeldía en la Iglesia Católica. La noticia de la ruptura de las monjas clarisas de Belorado con El Vaticano ha generado polémica en los últimos días por distintos motivos. Por un lado, es la primera vez que unas clarisas españolas se enfrentan a Roma, a la que acusan de "persecución" por una trama inmobiliaria. Faltan todavía muchas piezas de este puzzle, porque solo sabemos que la Santa Sede ha rechazado la petición de las monjas de vender su monasterio de Derio para adquirir el de Orduña. "Nos van a denominar herejes y cismáticas, locas y muchas cosas más, muy calumniosas y desagradables. No los creáis, al menos por esta vez, que no os engañen", reza una parte del comunicado de 72 páginas que lanzaron por redes sociales este martes.
En un vídeo publicado en Instagram, la madre abadesa Sor Isabel de la Trinidad explica que irán dando más datos de las "preocupaciones que están surgiendo", aunque en cualquier caso aclara que su "realidad" no tiene nada que ver con un secuestro ni nada parecido. "Iremos compartiendo con vosotros, poco a poco, nuestra experiencia, nuestro deseo de ser fieles a la verdad de Cristo que hemos recibido, a la fidelidad a la fe, a la doctrina de la Iglesia Católica", anuncia. La relación que tienen estas monjas 'rebeldes' con el obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019, es quizás otro de los ejes en los que se basa el cisma.
Pablo de Rojas se define como 'Grande de España' y 'Duque Imperial'. En su página web, De Rojas cuenta que es natural de la Sierra de Cazorla, en Jaén. Nació allí el 20 de agosto de 1981. También comparte una experiencia traumática que vivió hace años: estuvo a punto de morir y por ello, depositó una ofrenda en acción de gracias en el Santuario de la Yedra.
Habla de su familia, de la que dice que es "muy conocida en Linares" y que se dedica desde hace siglos a la orfebrería. Entre los años 2005 y 2006 fue ordenado presbítero y obispo por el antiguo jesuita Derek Schell, aunque afirma que "no ha tenido nada que ver" con la secta que este lideraba, conocida como El Palmar de Troya. Este es uno de los puntos fuertes del caso, que ya ha llegado a la Santa Sede.
El actual arzobispo de Burgos, Mario Iceta, lo excomulgó en 2019 por incurrir en un "delito de cisma". Se le acusa de celebrar sacramentos encubiertos en la diócesis y por haber sido ordenado por Monseñor Wiliamson, otro superior de un convento que fue excomulgado por El Vaticano.
Las monjas de Belorado van a estar a partir de ahora bajo tutela y jurisdicción de la organización que lidera Pablo de Rojas Sánchez-Franco, la llamada Pía Unión Sancti Pauli Apostoli. Hacen esto porque denuncian que la comunidad eclesiástica les tiene en el punto de mira, ya que Roma bloqueó su solicitud para vender el convento que es de su propiedad. En declaraciones a la agencia de noticias EFE, Luis Santamaría, teólogo experto en sectas, explica que el obispo es "un personaje megalomaníaco con delirios de grandeza, que aúna lo eclesiástico y lo nobiliario".
"Se pasea por Bilbao con ornamentos episcopales propios de otra época y que, en este caso, todo parece indicar que se ha aprovechado de una situación de vulnerabilidad de una comunidad de religiosas para presentarse ante las clarisas como el salvador de la propia comunidad y de la Iglesia católica entera", añade Santamaría.
De Rojas no solamente ha aceptado "con benevolencia" acoger a las monjas de Belorado, sino que además se ha encerrado con ellas en el convento de Santa Clara para estar con ellas y darles su apoyos, tal y como avanzó el medio 'El Correo'. El 8 de mayo, la madre abadesa le pide al obispo excomulgado la "tutela de jurisdicción" a través de una carta donde aparecen los nombres de 16 monjas, todas pertenecientes a las mismas comunidades.
Anuncian la decisión de romper con la Iglesia católica y reconocen a partir de ahora como último papa válido a Pio XII. Al resto de pontífices, los que llegaron a la Santa Sede después de 1958, los acusa de herejía. Esta es una defensa que también hacen desde la Pía Unión, la organización a la que pertenecerán tras el comunicado de las clarisas.
Fuentes del Arzobispado contactadas por EFE aseguran que trabajan para que el cisma -un delito que se incluye en el Código de Derecho Canónico que puede desembocar en excomunión-, se quede solamente en una tentativa. Añaden que el actual arzobispo de Burgos, Mario Iceta, desea revertir la situación, pese a que por el momento no ha podido hablar con la madre abadesa.
También explican que no se va a abrir por el momento ningún expediente de excomunión a las monjas basado en las imágenes que se han difundido el lunes, donde se ve una misa oficiada por varios religiosos ajenos a la Iglesia Católica. Por el momento, no pueden confirmar si el acto tuvo lugar en la iglesia del monasterio, que se encontraba cerrada cuando varios feligreses de Belorado quisieron acudir a ella a las 18:00 horas como suele ser habitual.
Se desconoce al mismo tiempo si todas las monjas están a favor de la postura compartida por la abadesa, cuya firma aparece tanto en la carta como en el manifiesto católico aunque ella explica que la denuncia representa el sufrimiento de todas las hermanas.
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