Violencia sexual
Violencia sexual
La Policía Nacional ha liberado a una mujer antes de ser obligada a prostituirse en Estepa (Sevilla) y ha detenido al hombre que la engañó con el método 'Lover Boy' para iniciar una relación, en la que sufrió palizas, fue flagelada con un cable y amenazada de muerte para obligarla a prostituirse, robar y mendigar.
La víctima, de nacionalidad moldava, conoció a su agresor en Portugal, comenzando una relación sentimental y de convivencia y, al poco del inicio de su relación, empezó a recibir amenazas de agresión por su parte para que no lo dejara, tales como "te voy a cortar las piernas si te vas", ha informado EFE.
Las agresiones y amenazas comenzaron en Portugal y prosiguieron en España, incrementando su violencia a medida que discurría el tiempo sometida y la amenazó con matarla si no hacía todo lo que él quería. También quiso obligar a su víctima a prostituirse, robar y mendigar bajo amenaza de muerte, por lo que la llevó en automóvil a Estepa para trasladarla desde el territorio nacional hasta Alemania para su explotación, aunque gracias a la Policía Nacional se consiguió liberar a la víctima antes de que se prostituyera.
El detenido, que ha ingresado en prisión por presuntos delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y detención ilegal.
Método del 'Lover Boy'
Este procedimiento consiste en la captación de mujeres extranjeras, para posteriormente enamorarlas con el propósito de crear una dependencia hacia ellos. En primer lugar las seducen mediante engaño, chantaje emocional y coacciones, aprovechando además su situación de necesidad o vulnerabilidad y llegando en muchos casos a pensar que ya no podrían vivir sin sus captores.
Posteriormente, se les obliga al ejercicio de la prostitución en diferentes clubes de alterne y pisos privados y así obtener beneficios económicos para la organización criminal. Para conseguir que las mujeres entregaran el dinero que ganaban con el ejercicio de la prostitución, todos los investigados utilizaban las mismas técnicas: sin llegar a utilizar la violencia física, para evitar el desenamoramiento o la sospecha de su verdadera intención, se inventaban falsas deudas o les prometían formar una familia juntos.