Vacuna coronavirus
Las primeras dosis de la vacuna contra el coronavirus llegaron el pasado 26 de diciembre a España. Llegaron en camiones donde se encontraban los palos con las cajas que transportaban las primeras dosis.
Sin embargo, una gran pegatina del Gobierno de España recubría las cajas de la vacuna contra el coronavirus de Pfizer. Así lo mostró el Ministerio de Sanidad en su cuenta de Twitter. Esta imagen no pasó desapercibida en las redes sociales ni en la política, que lo criticaron.
"Última hora: Llegan a España las primeras dosis de la vacuna contra el coronavirus", escribía el Ministerio de Sanidad en Twitter. Sin embargo, los comentarios llegaron rápidamente.
"Hay un poco de vacuna en vuestra pegatina", respondía un usuario. "Han gastado más en la pegatina que en la vacuna", responde otro.
Otros lo compararon con la llegada de la vacuna contra el coronavirus en otros países, como Italia, Alemania o Francia, donde aparecen las cajas de las dosis sin ninguna pegatina. "Qué detalle de Pfizer que España es el único país del mundo al que vienen con la pegatina del Gobierno de España. Hasta con la salud hacen propaganda", escribe un usuario.
Crítica por los partidos políticos
El PP de Madrid criticó que se muestre el logotipo del Gobierno en tamaño grande en las cajas de las vacunas del coronavirus. En un tweet escribieron que se trata de "una pegatina tan grande como el número de fallecidos que han ocultado".
Pablo Casado, líder del PP, manifestó en su perfil que "el Gobierno debe garantizar su distribución equitativa sin propaganda para atribuirse un éxito que su nefasta gestión no merece".
Desde Ciudadanos, Toni Cantó ha calificado la decisión del Gobierno como un "Ministerio de Propaganda". Además, también ha indicado que "no h ay nada que no toquen y contaminen" en Twitter.
El Ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha respondido a la polémica que ha provocado indicando que "parece que hay alguien empeñado en empañar los éxitos colectivos, que en celebrar los pasos que se logran". Además, ha explicado que existe una cierta tranquilidad frente a la polémica, ya que según Illa "los ciudadanos son maduros y sacan sus propias conclusiones".