Marisco
Centenares de cochas de longueirón y almeja cubren la playa, una desoladora imagen que preocupa a las mariscadoras.
Centenas de conchas de longueirón y almeja cubren la costa de la Illa de Arousa. Es la desoladora imagen con la que se encontraron los vigilantes la madrugada del domingo en el arenal de A Canteira. "Fue una bestialidad, yo nunca en mi vida vi algo así y tengo 54 años", dice Inmaculada Rodriguez, Presidenta de la Organización de Productores de Marisco y Cultivos de la Provincia de Pontevedra.
Desde la cofradía buscan respuestas a esta muerte masiva del marisco, "en la Lanzada pasara algo parecido hace poco tiempo y perdieran la producción", recuerda Inma haciendo referencia a lo ocurrido el pasado junio en O Grove cuando cientos de navajas muertas poblaron el arenal. Sin embargo, la mariscadora hace hincapié en que "nunca había pasado a este nivel. El año pasado también murió más marisco del habitual pero ¿esto? Esto nunca y yo llevo toda la vida trabajando en el mar".
Lo insólito de este episodio trae de cabeza a toda la cofradía que no tardó en enviar biólogos a recoger las muestras pertinentes para que técnicos de Inmar puedan analizarlas y hallar una respuesta lo antes posible. Mientras tanto, las mariscadoras buscan sus propias respuestas y sospechan que esta muerte, repentina y masiva, de la producción se debe a algún vertido tóxico. "No sería la primera vez y estos días estuvieron llegando vertidos en forma de espuma blanca espesa", atestigua.
La preocupación invade estos días la cabeza de todas las mariscadoras de la Illa que ven cómo en pocos días se ha echado a perder todo su trabajo y esfuerzo de los últimos meses. "Esto a nosotras nos afecta muchísimo. Todos los meses pagamos una cuota y la tenemos que seguir pagando aunque este marisco ya está perdido y el longueirón ya no lo vamos a recuperar", nos cuenta preocupada. "habíamos sembrado pensando ya de cara a las Navidades y, ahora, no tenemos nada".
Otra de las sospechas de esta trabajadora es un mal general, el cambio climático. Este fenómeno imparable, y que ha afectado a la climatología total de nuestro país, ha llegado también a nuestras aguas. "Aquí lo normal es que el agua esté muy fría pero desde el año pasado cada vez está más caliente. La semana pasada llegó a los veinticuatro grados, eso en Galicia es impensable, es demasiado alta para nuestro marisco", dice todavía perpleja.
Mientras el Inmar, Instituto Universitario de Investigación Marina, estudia las muestras recogidas en A Canteira, las mariscadoras rezan por una sola cosa, "que la arena no esté contaminada, porque ahí ya estaríamos perdidas", ya que en el supuesto de que un vertido contaminase el arenal se tendría que limpiar y dejar oxigenar el completo de la playa. "Ya no la tendríamos para este año, se echaría la temporada a perder", cuenta entre con miedo y tristeza.
Por último, la mariscadora aprovechó la oportunidad para recordar que Galicia y sus playas no son un parque temático y que hay que respetar el mar y esta profesión de la que tanta gente vive porque "al mar, todo llega".