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El PIACC indica que España se mantiene a la cola de Europa en competencias de lectura y matemáticas

El nivel de los adultos españoles empeora en comprensión lectora y mejora levemente en matemáticas, pero sigue por debajo de la media de la OCDE.

Hombre estudiandoPixabay

El nivel de competencias básicas de la población adulta española (de 16 a 65 años) sigue rezagado en comparación con los países de la OCDE. Así lo revela el segundo informe del Programa Internacional para la Evaluación de las Competencias de la Población Adulta (PIACC) de la OCDE, publicado este martes. Los resultados muestran un empeoramiento en comprensión lectora y una leve mejora en matemáticas, aunque España continúa por debajo de la media europea en ambas áreas.

El informe, que evalúa las competencias en lectura, matemáticas y resolución adaptativa de problemas, coloca a España entre los países con peores resultados de Europa. Con 247 puntos en comprensión lectora, España se sitúa 13 puntos por debajo de la media de la OCDE y cinco puntos menos que en la edición anterior, realizada hace una década. En el ámbito de las matemáticas, el país mejora ligeramente al pasar de 246 a 250 puntos, pero sigue 11 puntos por debajo de la media internacional.

Competencia en comprensión lectora: un retroceso preocupante

Uno de los principales puntos críticos es el descenso en la competencia lectora de la población adulta. Con 247 puntos, España se posiciona como el séptimo país con peores resultados, solo por delante de Chile, Portugal, Polonia, Lituania, Israel e Italia. Países como Finlandia y Japón, que encabezan la lista, alcanzan 296 y 289 puntos, respectivamente.

El informe destaca que tres de cada diez españoles no son capaces de interpretar correctamente textos complejos, como los que se encuentran en la literatura clásica o en documentos de la vida cotidiana. Esta brecha se ha ampliado con respecto al informe anterior, lo que evidencia un deterioro en la capacidad de los adultos para comprender e interpretar textos de forma eficaz.

Esta situación contrasta con la mejora observada en otros países de la OCDE. Los expertos advierten de la necesidad de implementar políticas educativas orientadas a la mejora de estas habilidades, esenciales para el desarrollo personal y profesional de la población.

Matemáticas: leve avance, pero insuficiente

En el apartado de matemáticas, los adultos españoles han experimentado una mejora de cuatro puntos, alcanzando los 250, frente a los 246 del informe anterior. Sin embargo, esta mejora resulta insuficiente para alcanzar la media de la OCDE, que se sitúa en 261 puntos. España ocupa el octavo lugar por la cola en esta competencia, lo que refleja la persistencia de una brecha significativa con los países líderes en la materia.

El informe señala que muchos adultos españoles tienen dificultades para interpretar gráficos y tablas cotidianas, como los que se encuentran en las facturas de la luz o los extractos bancarios. Esto afecta la capacidad de las personas para tomar decisiones financieras informadas y resolver problemas numéricos básicos en la vida diaria.

A pesar de la mejora registrada, la distancia con la media europea ha disminuido solo levemente. En 2013, España estaba 23 puntos por debajo de la media de la OCDE; hoy, la diferencia se ha reducido a 11 puntos. Este avance, aunque positivo, aún deja a España lejos de los niveles de países como Finlandia, Japón o Corea del Sur, que lideran la clasificación.

La resolución adaptativa de problemas

La gran novedad de esta edición del informe PIACC es la inclusión de la competencia de "resolución adaptativa de problemas", que evalúa la capacidad de los adultos para adaptarse a escenarios cambiantes y resolver problemas de forma eficaz. En esta área, España también queda rezagada, con 241 puntos, mientras que la media de la OCDE se sitúa en 251.

Esta competencia, considerada esencial para la inserción laboral y la adaptabilidad en el entorno profesional, refleja la capacidad de las personas para resolver situaciones imprevistas. Los resultados ponen de manifiesto la necesidad de mejorar la formación en habilidades clave para la empleabilidad, especialmente en un contexto de rápida digitalización y automatización del mercado laboral.

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