El asesino de Olot narra en primera persona como cometió los dos primeros crímenes: "Vi a Joan y Àngel Tubert, dije manos arriba esto es un atraco y disparé un tiro a cada uno".

El autor del crimen reconoce que llevaba un rifle, que disparó primero al padre y luego al hijo y que conocía perfectamente a los dos.

"Hace 6 meses que no tengo hojas de salarios y no sabía si yo estaba dentro de la empresa o querían echarme y no darme nada", asegura en sus declaraciones.

Puig titubea y pronuncia frases poco coherentes. Aquella mañana buscaba a dos personas más: a Guzmán, el hijo del dueños del bar y a Marcelino Barrios, un electricista con el que había trabajado en alguna ocasión.

Además asegura que nada más disparar se marchó, por lo que no llegó a ver sangre.

Después se dirigió a la oficina de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Entró y volvió a repetir: "manos arriba, esto es un atraco". Fue hacia el director del banco, Rafael Turró, le disparó una primera vez y después volvió a apretar el gatillo porque no estaba seguro de si lo había dado. Su siguiente víctima fue la cajera de la entidad, Anna Pujol. Le dio un tiro.

"Me han estafado. Bueno, se me puso eso en la cabeza. Les debía dinero, tenía que pagar un crédito de 5.500€", insiste el asesino. Fue la cajera quien le dijo que debía 5.000 euros más cuando Puig pensaba que ya había saldado la deuda.

"Salí por la puerta y encontré una chica en el cajero, le dije que se marchara o la mataría a ella también. Después pensé en enfrentarme a la policía", aseguró Pere Puig, que pretendían iniciar un tiroteo hasta que los agentes acabaran con él, pero después se arrepintió.

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