Patrón de Vigo
Vivir con miedo, encerrado en tu casa y sabiendo que tu agresor se siente impune. Mientras el camino judicial camina despacio la única condena es la de Nico, Marcos, Alberto o Leo. Niños que son presas y a quiénes nadie contesta la siguiente pregunta: "¿Por qué, papá?".
"Como digas algo te piso la cabeza", "Te vamos a pegar un tiro", "¿Quieres ver cómo te mato?" Imagínese que escucha esto día tras día durante dos años. Que el que profiere las amenazas, le extorsiona y que va siempre acompañado de un grupo numeroso, igual de violento, que lleva consigo armas. Que esa manada conoce bien sus movimientos, que reparte sus fotos entre sus miembros y que ya le han acorralado en más de una ocasión. Tiene el cuerpo amoratado y puntos en una oreja después de la última agresión de la que pudo escapar de milagro. Imagínese que después de dos años, tras reunir fuerzas y denunciar, le han comunicado que nada se puede hacer y que sus agresores podrán seguir acosándole. Imagínese que lleva meses sin salir de casa porque el pánico es mayor que las ganas de vivir.
Ahora imagínese que tiene 14 años. La misma edad que sus agresores.
Este aterrador relato no es una historia de ficción. Es lo que sufren muchos menores en Vigo, ellos y sus familias.
Juan fue el primero en denunciarlo y sigue sin poder dormir. Su hijo Nico, de tan solo 14 años, lleva siendo acosado desde hace dos por grupos violentos de la ciudad de Vigo. Todo empezó cuando tenía 12. Tras un partido de fútbol, otro menor y su pandilla comenzaron con la intimidación y la extorsión, que ha pasado hace unos meses a la agresión con armas blancas. Este mes de noviembre a Nico tuvieron que coserle la oreja tras una paliza, no sale a la calle y recibe diariamente amenazas de muerte desde números que no conoce.
"Mi hijo se vio rodeado por unos 20 chavales que empezaron a agarrarle, a zarandearle, a amenazarle con que le diesen las zapatillas, le empezaron a golpear en el pecho… pudo salir huyendo, pero casi no lo cuenta". Nico llamó nervioso a su padre mientras corría. "Papá, tengo miedo, me van a matar". Juan nunca olvidará esa llamada.
Marta no es capaz de contener el llanto mientras habla. "Mi hijo no puede salir de casa, y su padre y yo estamos destrozados". Es la madre de Marcos. Un joven de 15 años que empezó a ser extorsionado hace dos. "No nos dijo nada al principio, para no preocuparnos, pero el chico que se hace llamar el 'Patrón de Vigo' y su pandilla le exigían dinero u objetos de valor, lo amenazaban y lo amedrentaban". Hace tres meses intentaron acorralar a Marcos y a sus amigos. "Podrían haberlos matado", se lamenta Marta. Se defendieron y huyeron, y desde entonces las amenazas son continuas.
Jaime es el padre de Leo, otro quinceañero. Su hijo presenció una agresión de una pandilla conflictiva también en Vigo, "el agresor es familia del 'Patrón de Vigo'", nos cuenta Jaime. "Varios encapuchados, todos menores, fueron a por un chaval que empezó a correr, pero por desgracia se le cayó el móvil, así que paró y ahí lo engancharon". La secuencia no acabó en desgracia porque intervino un amigo de la víctima. "Mi hijo, que es muy leal, y sabía que uno de los agresores iba a su instituto le pidió en el centro que lo reconociese", nos traslada Jaime. Cuando Leo se acercó a recriminárselo, el menor conflictivo reconoció los hechos: "Sí, qué pasa". Pero a la salida, por hacerle frente al agresor, a Leo le estaban esperando cinco menores. "¿Quieres ver como te apuñalo? Si vuelves a hablar te piso la cabeza." Eso es lo que tuvo que escuchar mi hijo, además le sacaron una navaja, ¿cómo no va a tener miedo?".
"Las víctimas son buenos chavales, estudiosos, deportistas, que no se meten con nadie", asegura Daniel. Su hijo Alberto, de 14 años venía de jugar un partido de fútbol y lo paró el joven que se hace llamar el 'Patrón de Vigo', "le pidió su dinero y su móvil". Alberto no se lo dio y pudo escapar pero antes tuvo que escuchar, "¿quieres ver cómo te mato?"
Como han podido leer, con 12 años utilizan la palabra "muerte" con la misma ligereza con la que empuñan navajas o pistolas táser que consiguen en el mercado negro. Pero, ¿quiénes son? Las agresiones, las amenazas y la extorsión proceden de varias bandas bien organizadas y volcadas en el delito. Nunca actúan solos, no son tan valientes. Los agresores se conocen entre ellos y algunos son familia. Escogen a sus víctimas por su perfil conciliador, buenos estudiantes, deportistas, chavales sin problemas graves que, por no preocupar a sus familias, y por miedo, tardan en denunciar el calvario. El 'modus operandi' siempre es el mismo: los persiguen, los controlan, les enseñan armas o puños americanos y tarde o temprano les agreden. Todo por dinero y por demostrar su poder.
Al frente de una de esas bandas parece estar el que se hace llamar el 'Patrón de Vigo'. Un joven que exhibe en redes sus torturas y sus adicciones. Videos que han corrido como la pólvora que amenaza con utilizar. Imágenes que ya han llegado a la Fiscalía, al igual que algunas denuncias. La maquinaria judicial está en marcha, la policía ha identificado a una decena de agresores, pero el ministerio fiscal no corre tanto como las bandas de menores que se saben impunes, a pesar de operar como una organización criminal con una estructura jerárquica definida dedicada a actividades ilícitas, según fuentes policiales, como el robo, el tráfico de drogas, la extorsión y la violencia.
En España, los menores de 14 años no son considerados penalmente responsables, según la Ley del Menor (Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero). Esto significa que, aunque cometan un delito, no pueden ser juzgados ni condenados como adultos. Los menores de 14 a 17 años sí son responsables, pero bajo un sistema adaptado a su edad. Es decir, se les juzga con un enfoque educativo y rehabilitador, no punitivo. Algunas de esas medidas podrían ser, por ejemplo, la libertad vigilada, el internamiento en un centro educativo, trabajos en beneficio de la comunidad y multas o indemnizaciones. El objetivo de la ley es rehabilitar al menor, no castigarle de forma severa. Una vez que cumpla la mayoría de edad, el menor condenado partirá de cero, desde el punto de vista penal. Los registros de condenas de menores no aparecen en el certificado de antecedentes penales.
Los padres de los menores agredidos piden endurecer las leyes penales para que, al menos, se dicten órdenes de protección y alejamiento para los perjudicados. Fiscalía hace un llamamiento a otras posibles víctimas con el objetivo de sumar más denuncias a la causa.
Mientras tanto la única condena es la de Nico, la de Marcos, la de Alberto o la de Leo. Niños que son presas. Que sólo pueden defenderse ocultando su identidad. Para los que no hay soluciones, ni respuestas a una simple pregunta: "¿Por qué, papá?".
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