Suicidio
Un panadero y un guardia civil jubilado consiguen frenar un suicidio en la localidad pontevedresa de Redondela.
"No te tires, no te tires". Es lo primero que se le viene a la cabeza cuando recuerda lo que pasó. Javier Rial, panadero, fue se comportó como un héroe y consiguió que un vecino de la localidad pontevedresa de Redondela no optase por terminar con su vida.
Se encontraba trabajando en su panadería cuando escuchó los gritos de una mujer que, en la calle, miraba hacia arriba y pedía a alguien que no se tirase. Al salir comprobó que un hombre se encontraba sobre un viaducto, a pocos metros de su establecimiento. Y en la acera de enfrente distinguió a un amigo, un guardia civil recién jubilado. "Nos miramos, no nos dijimos nada y nos pusimos a correr", cuenta.
Consiguieron llegar hasta una pequeña entrada al viaducto y allí comenzaron a convencer a este hombre que llegó a tener medio cuerpo fuera de la estructura. "Le dijimos que sus hijos le necesitaban y, junto con su pareja, logramos que entrase en razón”, relata Javier.
Al parecer el hombre tenía ese mismo día un juicio relacionado con la custodia de sus hijos y "la presión pudo con él", dice su salvador.
Este panadero no se siente, pese a todo, un héroe. "Todos deberíamos salvar a quien está en peligro, el problema es que vivimos en una sociedad muy individualizada", lamenta. Hoy, con el susto todavía en el cuerpo, recorre el mismo camino que hizo para salvar a quien hoy le agradece la vida y pide a las autoridades mayor inversión para la ayuda a personas en riesgo de suicidio.