Tenerife
Héctor Lunar, el párroco de Tenerife, afirma no saber que esas pinturas existían bajo la pared de su Iglesia.
Héctor Lunar, párroco de la iglesia de San Antonio de Padua en El Tanque, confiesa que no sabía que esas antiguas pinturas estaban también en ese muro del presbiterio. Así se defiende de las acusaciones que han hecho sus propios vecinos y feligreses, que le acusan de haber destruido parte del rico patrimonio de este templo, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2011.
Pide perdón por lo que considera es "un error por desconocimiento". Se refiere a las obras que la semana pasada encargó a una empresa de reformas para que acabaran con la humedad del mencionado muro de la iglesia. "Mi única intención era adecentar el templo para la Semana Santa". Cuando los obreros empezaron a trabajar, rasparon la pared y descubrieron que había unas pinturas antiguas bajo la capa de pintura blanca. Al mostrárselo al párroco, éste les ordenó que continuaran y lo cubrieron con una pintura antihumedad que adquirió en la ferretería.
Lo cierto es que cuando se restauró la iglesia, descubrieron estas pinturas al temple de casi 300 años de antigüedad y decidieron cubrirlas con una capa protectora a la espera de reunir fondos para poder recuperarlas. Un detalle que el párroco asegura desconocía.
Para los vecinos no es suficiente, Martín Enrique Doble, presidente de la Asociación de Vecinos asegura que "si ve que aparecen esas pinturas antiguas, lo lógico era parar y preguntar".
Y desde el Ayuntamiento tampoco están muy contentos, su alcaldesa nos ha confirmado que le advirtieron que ese tipo de obras en un lugar patrimonio BIC debían realizarse por parte de empresas especializadas "pero no hizo caso a nuestro aviso, de hecho ni pidió permiso de obras".
Ahora los vecinos han dado un paso más y han decidido denunciar los hechos. Por su parte el departamento de Patrimonio del Cabildo de Tenerife ya ha enviado un técnico para valorar el alcance de los daños y calcular el valor de las pinturas.
Han pasado once años desde que Cecilia Giménez, devota de 91 años, intentara restaurar el fresco de Elías Martínez en una capilla del pueblo aragonés, Borja. Esa reconstrucción dio la vuelta al mundo y lo dividió entre fans y detractores.
El resultado no fue lo esperado, incluso el párroco de esa iglesia buscó que la imagen fuera tapada para evitar la visita masiva de personas que llegaban a verla por lo surrealista del resultado. Finalmente, Cecilia consiguió el apoyo de sus vecinos y el fresco, 11 años después, continúa en la capilla y se ha convertido, sin duda, en un atractivo turístico.
Un error que se hizo eco hasta en Las Vegas. Andrew Flack decidió contar esta historia a través de un musical, el cual se estrenó el pasado 30 de septiembre. Quieren traerla a España y que la protagonice Antonio Banderas, y también hay una película a la vista.
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