Coronavirus
Con guantes y mascarilla y cuidando de no tocar nada, no vaya a ser que pudiera contagiar a una persona mayor y frágil, así acudió José Manuel Penela, el párroco de San Froilán de Lugo, a realizar la primera confesión domiciliaria que le pidió un fiel.
Es una de las tareas que realiza el cura en estos duros momentos de crisis por el coronavirus, pero además ofrece más servicios. José Manuel está activo las 24 horas para atender las necesidades de cualquiera que lo necesite.
Curiosamente, este párroco tan volcado en sus feligreses va más allá de los oficios religiosos y también se ofrece para hacer la compra o simplemente para charlar con sus parroquianos y hacerles más llevadera la jornada. Todas las tardes coge el teléfono y hace llamadas a sus vecinos para saber cómo se encuentran y que no se sientan tan solos.
Los vecinos parece que agradecen su actitud en estos momentos de confinamiento porque ya atiende un volumen de 30 llamadas diarias y el número de llamadas va en aumento.