Ostras
David y Stefka no olvidarán nunca su viaje a las Rías Baixas. Tampoco a Mónica, la propietaria del establecimiento que les dio un sabio consejo: "Masticad con cuidado".
Esta pareja de noruegos pasaba unos días en Pontevedra y, como no podía ser de otra manera, querían disfrutar de su casco antiguo y su zona de tapeo. En uno de esos paseos entre suelos empedrados y cruceiros centenarios, descubrieron O Bioco. Se trata de un pequeño establecimiento situado en el corazón de la ciudad que destaca por un marisco de gran calidad. De manera muy especial las ostras.
"Nosotros trabajamos con ostras salvajes que vienen de O Barqueiro, una zona de A Coruña donde se encuentra el único banco de este tipo de ostras de Europa”, explica Mónica, la propietaria. “No tienen nada que ver con las ostras de las bateas, es un producto diferente, único, el que la prueba se da cuenta de que es algo distinto", continúa.
Mónica es de ese tipo de personas a las que se le nota la pasión por lo que hace en cuanto empieza a hablar, y así se lo transmite a sus clientes. "Esta pareja me preguntó si podían tomar unas ostras y una botella de vino y yo les aconsejé y les expliqué la historia y la forma de consumirlo", recuerda. "Siempre le digo lo mismo a mis clientes, que mastiquen despacio para que todo el sabor de la ostra salvaje les inunde la boca, y también porque siempre puede aparecer una perla".
David y Stefka, él con un español muy flojito y ella sin conocimiento alguno, le entendieron a la perfección. Tanto es así que enseguida se produjo el descubrimiento. "Me llamó ella rápidamente para decirme que había encontrado una perla, se llevó una alegría tremenda, su cara lo decía todo", explica la hostelera.
No es la primera vez que a Mónica le pasa en su local: "No es lo habitual porque las ostras salvajes tampoco lo son. A nosotros nos ha pasado alguna vez, pero tenemos clientes que vienen todas las semanas y ya nos dicen, ¿y yo qué?", cuenta entre risas.
Agradecidos por el trato, la explicación y la sorpresa, David y Stefka no dudaron en hacerse una foto en O Bioco y, por supuesto, guardar bien la perla que se llevaron de vuelta a Noruega: "La perla es del cliente, yo con verles disfrutar ya estoy contenta".
Lo dicho, la visión de quien le pone a su trabajo todo el cariño y la pasión.
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