Violencia de Género
La familia de Paloma Pinedo, asesinada junto a su hija de ocho años presuntamente por su pareja en Valladolid, pide que se haga justicia. El detenido fue denunciado por malos tratos en 2017 por otra mujer que después se negó a testificar contra él y fue absuelto.
Ocurría de madrugada en el quinto piso de un edificio de viviendas de la vallisoletana calle de José Zorrilla. Allí residían Paloma, de 45 años, y su hija India, de tan solo ocho. Ambas eran brutalmente asesinadas presuntamente por la pareja de Paloma, con quien mantenía una relación desde hacía meses.
Fue él quien alertó a un familiar de lo ocurrido. "El 112 recibe una llamada. Un señor dice que le ha llamado su cuñado, diciéndole, 'he matado a Paloma'", relataba Virginia Barcones, delegada del Gobierno en Castilla y León.
Los agentes de la Policía tuvieron que solicitar la ayuda de los Bomberos de Valladolid para poder acceder por una ventana al interior de la vivienda. Allí se encontraban los cuerpos sin vida de las dos víctimas. Él se había intentado suicidar. "Tenía heridas en el pecho y en las muñecas, por eso lo hemos trasladado en ambulancia al Hospital Clínico Universitario de Valladolid", informaba el Jefe Superior de Policía de Castilla y León, Juan José Campesino, durante la concentración de repulsa, convocada a las puertas de Delegación del Gobierno, a la que se sumaban representantes de la Administración local y regional.
Según fuentes de la investigación, el detenido ya había sido denunciado por malos tratos por otra pareja. "En 2017 ya había agredido a otra mujer", reconocía Virginia Barcones. Finalmente quedó absuelto porque su ex pareja se negó a testificar contra él.
El doble crimen conmocionaba la ciudad. Amigos, compañeros de colegio de India y de trabajo de Paloma, familiares y muchos vecinos abarrotaban la Iglesia de la Inmaculada Concepción para despedir a madre e hija. Una condena unánime y multitudinaria que también dejaban patente varios miles de vallisoletanos en una concentración que acogía la Plaza Mayor, apenas dos semanas después del asesinato. Pancartas con los rostros de Paloma e India exigían "justicia" y "prisión permanente revisable" para el presunto asesino.
"Mi hermana no estaba advertida. No se pudo defender", relataba entre lágrimas María Pinedo. "No sabía que antes ya había maltratado a otra mujer. Debería existir un registro de maltratadores", reiteraba María, abrazada a otra de sus hermanas, también rota de dolor.