ENTREVISTA EN ESPEJO PÚBLICO
Cada año, 900 niños son diagnosticados de cáncer en España. Detrás de ellos, muchos padres tienen que darse de baja en el trabajo para poder cuidarles. Lo peor llega cuando sus jefes o la Seguridad Social no entienden su problema.
A Paula le diagnosticaron un cáncer cuando tenía sólo tres años. Ahora que ha cumplido cuatro, la quimioterapia ha minado sus fuerzas y para ayudarla a salir de esto necesita a sus padres.
Desde hace un año viven a caballo entre su casa y el hospital. Sus padres han aprendido tanto de medicamentos, que se han convertido casi en enfermeros. Sin embargo, en sus trabajos reales, muchos padres tienen problemas para justificar sus bajas.
Piden que lo suyo se considere una incapacidad temporal. Porque todos coinciden en que es imposible compaginar el trabajo con el cuidado de un hijo que tiene cáncer.
Aradia también ha tenido cáncer, aunque no se lo diagnosticaron siendo tan pequeña. Ella tenía 12 años y por supuesto, para sus padres también fue un mazazo.
Su madre, Loli, tuvo suerte de trabajar en una clínica psiquiátrica para que reconocieran su problema y le dieran de baja. Pero sabe que no todos los padres tienen la misma suerte.
Afortunadamente para su hija Aradia ya ha pasado lo peor, y tiene muy claro que de mayor quiere ser cirujana.