Juicio por Laia
El padre de la menor fallecida asegura que cuando la abuela y él vieron que la menor no aparecía, comenzaron a buscarla, pero no buscaron en las viviendas porque la abuela aseguró que había visto a un "vecino que acababa de subir y no visto a la niña" y en la otra vivienda, la abuela aseguraba que "no había nadie, que estaban todos en el hospital".
El juicio por la presunta agresión sexual y el asesinato de Laia en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en junio de 2018 ha comenzado este lunes. El acusado se enfrenta a una petición por parte de la Fiscalía de 10 años de cárcel por una presunta agresión sexual y de prisión permanente revisable por el asesinato de la niña. Además se solicita una indemnización de 450.000 euros en total para los familiares de la víctima.
La niña se encontraba ese día de su muerte en casa de sus abuelos, bajó sola las escaleras del edificio porque en la calle la esperaba su padre. Supuestamente el detenido la introdujo en su vivienda y la asfixió con un collar de perro. Además le propinó varias puñaladas con un cuchillo de cocina, según detalla la Fiscalía en su escrito de acusación.
En el juicio, el padre de la menor declara que "perdió completamente de vista el rato que él estaba maniobrando para aparcar -en casa de sus padres-, quizá 20 segundos", mientras esperaba a que su hija bajara de la casa de sus abuelos.
El día que ocurrió el suceso, la abuela aseguró que "la niña no había salido porque cuando ella sale y baja las escaleras, yo salgo al balcón a asegurarme que ha salido y ese día no la vi".
El cadáver de la menor fue encontrado debajo de un colchón en el domicilio del acusado, que vivía en el mismo edificio que los abuelos de la niña, tres horas después de su desaparición.
Viendo que no aparecía la niña, el padre y los abuelos propusieron llamar a los vecinos, aunque la abuela de la menor dijo que no "que se había encontrado al vecino del primero, que en ese momento subía y no había visto nada, y en el otro primero la mujer está en el hospital no hay nadie". "No llamemos allí que no están, que se está muriendo Isabel, están todos en el hospital; los creí", ha relatado el padre en el juicio.
El padre admite que no había hablado con el acusado "que siempre iba con la cabeza baja y no miraba a nadie".
La defensa del acusado ha alegado que su cliente "no vivía en el mundo real" y asegura que consumía alcohol y cocaína, lo que le provocaba "alteraciones" en su capacidad de discernir la realidad, un estado mental que se había agravado por la muerte de su madre y la mala relación con su padre, que lo habría amenazado con echarlo de casa.