Osos
Esta osa lleva años causando destrozos y saqueando los huertos de los vecinos de Villarino del Sil, un pequeño pueblo del Bierzo.
La osa Lechuguina no se está quieta. Pasan los meses y sigue volviendo una y otra vez a Villarino del Sil. Y claro, los habitantes de este pequeño pueblo de León están ya hartos de sus incursiones. No solo por los sustos que da a quien se lo encuentra por la calle, sino porque el animal, al que han apodado con ese simpático nombre, destroza y saquea las huertas de los vecinos.
En lo que llevamos de agosto, Lechuguina ha bajado todos y cada uno de los días al municipio del Bierzo. Y, como si fuera una vikinga y estuviera en una incursión, ha rapiñado en los huertos de la zona. Con los consiguientes destrozos que un plantígrado de su tamaño ocasiona, claro. Un problema que lleva años repitiéndose y para el que, de momento, todavía no hay solución.
"La semana pasada le comió 20 lechugas a un vecino, 15 a otro..."
"La semana pasada le comió 20 lechugas a un vecino, 15 a otro...", ha lamentado Alipio García, portavoz de la junta vecinal, en declaraciones recogidas por varios medios regionales. Unos hurtos que han cabreado a los vecinos del pueblo leonés y por los que reclaman "que se cumpla lo que se prometió en otoño en la reunión mantenida con los responsables de Espacios Naturales y del Plan Oso de Castilla y León".
Y es que las medidas de la Junta de Castilla y León para alejar a la osa del núcleo urbano han caído todas en saco roto. Una falta de resultados en la que Lechuguina también tiene su parte de culpa: ella ya ha sido capturada y radiomarcada hasta en dos ocasiones, pero ha aprendido a detectar y reconocer las trampas y, por lo tanto, a evitarlas.
"El problema es que afecta a la vida diaria de las personas, que cambia sus hábitos por miedo a encontrársela"
"Ya no consiguen ni capturarla. Tuvieron la trampa en dos sitios y ni se acercó, ni ella ni ninguno de los cuatro o cinco ejemplares que se avistan desde Villarino", ha explicado Alipio García.
"Estamos decepcionados, las medidas no son las correctas y no funcionan. Llevamos siete años con esto y seguimos igual", ha añadido García, que ha querido poner el foco de la problemática no en la propia osa, sino en la falta de voluntad de las administraciones para solucionar el conflicto.
"El problema es que afecta a la vida diaria de las personas, que cambia sus hábitos por miedo a encontrársela y deja de sembrar porque Lechuguina se lo va a comer", ha recalcado el portavoz vecinal. Una convivencia, la de la 'ladrona' Lechuguina y sus vecinos 'robados', que acumula años de tensión.
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