Espina bífida
Esta compleja intervención ya se ha realizado en 14 ocasiones en el centro sevillano, mejorando la calidad de vida de quienes nacen con esa malformación congénita.
Se llama Meca Renée. Meca porque sus padres gaditanos la concibieron en los Caños de Meca y Renée porque significa renacida, y eso es precisamente lo que han conseguido en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla: que renazca libre de espina bífida. Antes que ella, esta magia quirúrgica ya se había realizado hasta en 13 ocasiones.
Elena y Juan, los padres de Meca, han salido del hospital para atender a un equipo de Antena 3 Noticias. Este centro se ha convertido en su segundo hogar desde hace meses y el equipo médico, han asegurado, ya es parte de su familia. Una mezcla de cansancio y felicidad se refleja en sus caras.
En la ecografía de la semana 20 se detectó que el bebé que esperaba Elena sufría de espina bífida. Se trata de un defecto en la formación de la columna y la médula espinal que, dependiendo del grado de malformación, puede conllevar trastornos graves y secuelas de por vida. "Nos dijeron que no había mucho que hacer, hasta que investigamos y nos encontramos con el equipo de Guillermo Antiñolo y eso fue la salvación", ha afirmado aliviada Elena.
La solución a la que se refiere esta madre es la operación a la que se sometieron ambas, tanto ella como su hija no nacida. Una cirugía fetal abierta en la que se extrae parte del feto para realizar la operación. "Es cirugía muy compleja porque necesita la coordinación de varios equipos y una preparación previa muy importante", ha afirmado Javier Márquez, neurocirujano infantil del hospital Virgen del Rocío y miembro de equipo quirúrgico de Meca.
"Primero se saca el útero de la mama y se abre; luego se abre el amnio y se saca solamente el culito, que es lo que tenemos que operar; mientras tanto, el bebé sigue unido por su cordón umbilical a la placenta de mamá, por donde va recibiendo anestésico y oxígeno. Nosotros anestesiamos en ese momento también al bebé para que no tenga dolor y hacemos la reparación quirúrgica", ha explicado el doctor Márquez, que ha simplificado de esta forma la intervención para hacerla comprensible. Una vez finalizada la microcirugía al feto, se reintroduce de nuevo y se permite continuar la gestación.
"Esto parece de ciencia ficción", ha reconocido la madre. La intervención la realizaron en la semana 26 de embarazo: "Después de la operación aguantamos las dos hasta la semana 33". Meca Renée nació el 21 de junio y pesó 1,630 kg. "La niña está genial, es fuerte y se mueve perfectamente, no tiene ningún problema de psicomotricidad y está comiendo muchísimo", ha descrito con una sonrisa enorme Elena la evolución de su pequeña en la planta de neonatos. Estos padres han contado cada gramo que gana la recién nacida porque cuando llegue a los 2 kilos aproximadamente podrán regresar con su niña a casa.
"Fue complicado porque tenemos tres niños más y la verdad es que la madre está bien, es una operación para la cría. Nos informó el médico de cómo era la operación y nos pusieron en contacto con otras madres que se habían operado de lo mismo y fue lo que nos llevó a dar el paso". Juan, el padre de Meca, ha hablado así sobre la decisión de Elena de someterse a la intervención. Desde su experiencia recomienda a otras familias que se encuentren en su misma situación "que no se lo piensen, que tiren para delante como hemos hecho nosotros, con este equipo (médico) que no lo duden".
El equipo de especialistas está dirigido por Guillermo Antiñolo, que es director de la Unidad de Genética y Reproducción y jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia. Junto con los doctores Javier Márquez y Mónica Rivero de la unidad de Neurocirugía del Virgen del Rocío, además de unos 15 especialistas médicos y de enfermería de Medicina Fetal, Neurocirugía Pediátrica y Anestesiología y Reanimación.
Antena 3 Noticias ha entrevistado al doctor Antiñolo sobre este hito médico que él mismo coordina en el hospital Virgen del Rocío, uno de los 34 centros en todo el mundo en que se realiza este tipo de cirugía y el único en España. "Para explicarlo de una manera más gráfica, operamos al bebé sin que sepa que lo estamos operando, no nota nada, lo metemos dentro de la barriga, lo ponemos todo en su sitio y cerramos". La coordinación de los especialistas de quirófano es fundamental para Antiñolo, "es como un ballet y hay que tenerlo todo supergobernado, no se puede mover una hoja porque las consecuencias son nefastas".
"Estamos operando un feto de 25 semanas que pesa menos de 800 gramos, con los tejidos que pertenecen a ese tiempo. Para operar un feto con ese tiempo hacemos microcirugía, una neurocirugía muy avanzada". El doctor asegura que con esta intervención "le damos la oportunidad al bebé, primero, de no evolucionar la lesión dentro del útero; en segundo lugar, y casi tan importante, es que hacemos una corrección total, con lo cual, el feto, dentro de la barriga de mamá, ya está empezando a recuperarse".
"Cambias por completo el futuro de esa persona y de su familia"
"Digamos que hay lesiones que no se van a recuperar de ninguna manera si se opera después del parto, por eso empezamos a hacerlo, por esa razón, porque cambias por completo el futuro de esa persona y de su familia", asegura Antiñolo sobre la cirugía fetal abierta.
Aunque recuerda que "las espinas bífidas en ningún caso se curan, al menos con la tecnología que tenemos hoy. Lo que les abres una puerta a una vida mejor".
El director de la Unidad de Genética y Reproducción y jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia alaba el valor de madres como Elena, a la que llama cariñosamente Motomami: "Las madres son nuestro objetivo cero. Las madres se hacen esta intervención, mejor dicho, la sufren, sin tener ninguna enfermedad, ninguna necesidad de operarse, por un acto de una generosidad absolutamente increíble. Yo siempre he dicho que las mujeres me inspiran muchísimo. Para mí son unas auténticas heroínas".