Historias de amor
Petronilo y Socorro llevan toda su vida juntos. Nada más y nada menos que 87 años. Esta es su historia.
Petronilo y Socorro están a las puertas de convertirse en centenarios. Él cumplirá 100 años en abril y ella en junio. Y de ese siglo de vida, 87 años los han pasado juntos. Desde una residencia de la tercera edad en la localidad segoviana de El Espinar este matrimonio cuenta cómo se conocieron y cómo empezó el cortejo.
Aquí Petronilo dice tener la memoria intacta. "Ella jugaba con sus amigas al corro de la patata en la escuela a la que íbamos, y cuando yo las veía me metía entre las chicas para ponerme a su lado y cogerla de la mano. Y desde entonces". Ella puntualiza entre risas. "Es verdad, fue él quién empezó a darme la lata". Era 1936.
Desde entonces han pasado ocho décadas, dos hijos, cuatro nietos y cinco biznietos. "Hemos sido muy felices", coinciden. "Nos hacemos mucha falta, pero no te creas, que también nos enfadamos, pero se nos pasa rápido con un cariñito".
Su amor, dicen, es como el de antes. Él tuvo que pedir la mano a la familia de su futura esposa cuando propuso matrimonio. Y cuando la tuvo se casaron. "Ahora las cosas han cambiado mucho. Los jóvenes se enamoran , pero muchas veces es de mentirijilla", bromea él. Reconocen que son veteranos en el amor, pero que no todo ha sido un camino de rosas.
El truco, enumera Petronilo, es tener buen corazón, respetarse y no dejar de quererse ni pensar en tonterías. Socorro escucha atenta y asiente. "Todas las mañanas empezamos el día con un beso y lo terminamos con otro", explican mientras él acaricia el rostro de su esposa. Se miran, y de sus ojos cansados siguen saltando chispas.
No conciben una vida en ausencia del otro. Después de más de ochenta años de relación no eluden hablar del futuro. Aquí él es rotundo. "A Dios no le pido más que, cuando decida que es el momento, nos vayamos los dos juntos. El mismo día, y a la misma hora. Qué ninguno de los dos tenga que esperar al otro. Ella añade. "Eso va a ser difícil, pero será lo que Dios quiera".
Hay otras historias de amor, tan tiernas como esta, en la que sus protagonistas tienen que enfrentarse unidos a la enfermedad. Es el caso de Paco y Elena. Llevan 60 años casados, ambos viven en Málaga pero cada uno en un lugar. Paco en su casa y Elena en una residencia debido al avanzado estado de la enfermedad de Alzheimer que padece.
No pasa un día sin que se vean. Paco realiza a diario 3 horas de camino con gusto para arrancarle una sonrisa y un abrazo al amor de su vida.
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